Lo de Bankia continúa…

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Lo de Bankia continúa…

Esto de Bankia cada vez recuerda más a una opera bufa que tendría perfiles casi cómicos si no fuera por la situación que atraviesan los accionistas y los tenedores de preferentes de la entidad. En cualquier caso, debe quedar claro que en ambos supuestos, hablamos de opciones de riesgo tomadas por esos mismos inversores que ahora lamentan su triste suerte. Decisiones personales tomadas de modo consciente, cuyo éxito o fracaso se relacionan con el capital de la compañía y con su cuenta de resultados, por lo que cualquiera que crea que en su caso particular se ha producido un engaño o una estafa debe tener claro que el sitio adecuado para plantear su reclamación son los tribunales de justicia ordinaria.

En cualquier caso, y después del acto de Valencia, de esa maratoniana y tumultuosa junta de accionistas que presidió ayer José Ignacio Goirigolzarri, aún no se sabe mucho. No se tiene idea ni de cuál es el mecanismo de salvamento de la entidad financiera que se va a aplicar, ni de cuál será el monto total del dinero necesario para recapitalizarla, ni cuál es el horizonte o el futuro definido para la compañía por el nuevo equipo de gestión que ha llegado al banco para representar los intereses del Estado español, su nuevo accionista mayoritario. No hay pistas sobre cómo piensan reflotar la empresa. Nada concreto, más allá de unos evanescentes compromisos, ciertas promesas y muchos llamamientos a la confianza en el futuro que resultan actos de fe, en un contexto como el que acabamos de describir.

Eso sí, después del verano, es probable que Bankia traslade su sede social desde Valencia a Madrid y, mientras tanto, pueden pasar tantas cosas que es verdaderamente aventurado esbozar el más mínimo pronóstico. Aunque sí puede ser necesario plantearse alguna incógnita cuya respuesta quizá haga falta contestar por si el sentido común dicta alguna conclusión que sirva de algo para encontrar la salida en este complejo laberinto. Sucede, por ejemplo, que tras haber reconocido que el agujero del banco que hasta hace poco fuera propiedad de Caja Madrid y Bancaja supera los 13.000 millones de euros quizá sea tiempo de replantarse algunas certezas aparentemente inamovibles sobre esta controvertida compañía financiera que ahora preside Goirigolzarri. ¿De verdad estamos seguros de que no sería más razonable proceder a su liquidación ordenada?

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