No hay otro lugar en España sobre el que se legisle más que la orilla del mar, que se lo digan a Rajoy que anda metido en la campaña de apoyo al chiringuito playero. Mariano por los espetos. Aquí no reconoce la Ley de Costas ni el tato, y los Ayuntamientos se han aliado para colaborar en el fomento del caos. Teófila Martínez no quiere que en Cádiz haya nudistas porque distraen a los padres de familia, y se perseguirán los top-less como si fueran anuncios de provocación extrema.
Mientras que nadie se pone de acuerdo si en construir, derruir, o autorizar chiringuitos playeros, en la playa continúan llegando pateras. Uno puede estar en una playa de Tarifa y ver cómo la Guardia Civil corre detrás de unos inmigrantes mientras que otros inmigrantes le venden gafas de sol “auténticamente falsas”. Teniendo en cuenta el despelote en general de las playas españolas, (incluidas las costas de Ibiza con Pocholo ejerciendo de gurú de los sin-sustancia), que alguien enseñe las tetas en Cádiz parece poca cosa, pero díganselo a Teófila Martínez.
En breve se creará un cuerpo de defensores de la moral de playas y costas, e irán por ahí arrojando mantones de Manila sobre los cuerpos de las nudistas. Esos mantoneros se cruzarán con los ilegales, con los vendedores, con los pro-chiringuitos y con los partidarios de escuchar “Radio María” bajo la sombrilla. Por lo tanto el despelote, lo quiera o no la señora alcaldesa, queda garantizado. Todos con Mariano y el tinto de verano.
