Peligroso ir de putas

Opinión

Peligroso ir de putas

Ir de putas siempre ha sido complicado por no decir peligroso. Cuando yo era niño un gobernador bruto y autoritario que teníamos en mi provincia ordenaba redadas en las casas de lenocinio y después de rasurarlas, a las profesionales del sexo las enviaba en camiones a un campo de rehabilitación para que expiasen sus pecados y se planteasen cambiar de oficio. A los clientes, el machismo mandaba incluso más que ahora, se les identificaba, y sus iniciales eran publicadas semanalmente en el periódico para oprobio público y de paso para que sus mujeres, si adivinaban quienes estaban detrás, se encargasen de ajustarles las cuentas.

La idea parece que ha vuelto a ser recuperada en estos tiempos de crisis por las autoridades catalanas que quiere acabar de una vez por todas con la prostitución, mayormente la callejera, por procedimientos no tan bestiales pero parecidos. Para conseguirlo se propone crear un registro de putas y clientes que la policía, se asegura, mantendrá a buen recaudo pero del que echará mano cuando venga al caso. Si no, ¿para qué coño quiere esa relación de nombres de personas cogidas in fraganti ejerciendo una actividad tan antigua como la que suponen las contraprestaciones sexuales? La cosa es complicada, si, por no decir grave.

Yo me pregunto, realmente ¿se puede hacer algo así? ¿Acaso los derechos individuales, los derechos de la propia intimidad permiten un registro de semejante naturaleza? En ese caso, ¿por qué no se prioriza un registro de los gestores de bancos y cajas que nos han llevado a todos a la ruina y ahora se pasean por ahí de rositas viviendo como maharajás? No pretendo con eso justificar la prostitución en ninguna de sus vertientes, también me declaro contrario a los tristes espectáculos de las prostitutas callejeras ofreciendo sus favores en paños menores por las esquinas, y creo que las autoridades deben hacer algo para evitarlo, pero de ahí a volver a los tiempos de las redadas, los rasurados compulsivos y los registros yo creo que es un disparate. Mientras tanto, en Cataluña, mejor congelar las perspectivas del próximo sábado sabadete.

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