Los anuncios, los desmentidos y los mercados financieros

Opinión

Los anuncios, los desmentidos y los mercados financieros

En los últimos días, algunas instituciones reputadas de disponer de liquidez en abundancia, han visto como se les atribuían primero inversiones cuantiosas en proyectos a largo plazo relacionados con España que, según otras informaciones posteriores, eran falsas. Con una característica curiosa y común. La primera noticia saltaba de una filtración procedente de la parte interesada en recibir la inyección de dinero, por supuesto sin dar detalles concretos de la identidad de la fuente. Más tarde llegaba el desmentido, en este caso, a través de una prestigiosa agencia.

En este segundo caso la fuente se encontraba en el interior de la presunta empresa inversora. Y tampoco se la podía citar. Entre una información y otra, además, pasaron cerca de doce horas. Más de una sesión completa de cualquier mercado bursátil internacional regulado. Tiempo más que de sobra para que los, viejos y buenos, especuladores realicen su trabajo. La volatilidad adecuada, los activos que suben con el rumor y los listos que venden con la noticia. Y ya se sabe, mientras todo esto sucede, los portavoces oficiales de las empresas implicadas “no hacen comentarios”.

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