Los eurovoladores

Opinión

Los eurovoladores

A dos horas de vuelo de Bruselas suena extraño que en lo único que se han puesto de acuerdo el PP y el PSOE fuera en no votar a favor de eliminar los viajes en preferente. La prebenda y el momio igualan, y la caradura más.

Los eurodiputados no quieren perder el privilegio de los puntos dobles y el trato de favor en primera cuando la azafata te recoge la chaqueta para colgarla en el ropero. Ir en turista les parece una vulgaridad y mucho más tener que departir con el contribuyente que les dará la matraca con lo suyo. De la fila 8 hacia atrás ignoran cómo es un avión. En realidad la noticia no sería que han votado en contra de perder sus privilegios si no que aún hay políticos que viajan en primera. Y lo damos por normal.

Tampoco es que se pongan a hacer “el Revilla” y viajen a Bruselas en taxi porque se nos va a ir una pasta en el kilometraje pero en la era de las compañías de bajo coste y de la abundancia de oferta a través de Internet resulta pasmoso comprobar que ellos viajan como marqueses. Ahora se entiende el amor que le cogen algunos a ir a Bruselas, capital europea que ha visto aumentado el número de restaurantes de lujo porque hay mucho eurovolador que no soporta comer de menú.

Luego se extrañan cuando el CIS sitúa a los políticos como el tercer problema de España por detrás del paro y de la situación económica. La mala fama la cultivan a pulso, agarrados a la doctrina del partido y a la tarjeta de embarque de business. Faltaría más. Como decía Gracita Morales en el anuncio: ¡Caramba con el señorito!

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