El debate

Opinión

El debate

Lo siento por José Blanco, Barreda y Fernández Vara. Lo siento por Rubalcaba y Carme Chacón. Lo siento por los convocados por Vicente del Bosque. Lo siento por la OTAN, Gadafi, e incluso la fuga de Fukushima… pero el debate no es otro que Camila en el Palacio de Oriente.

A Carlos de Inglaterra habría que preguntarle cómo dejó pasar a un pibón como Lady Di, (a la que engañó en conocidas conversaciones telefónicas), con una señora de cierta edad. Cómo es posible que años después convirtiera en realidad su sueño erótico que era ser el Tampax de Camila, y cómo es posible que ella aceptara tamaña cochinada sin colgarle el auricular al salido de su novio. Eso sí, nadie diría que la pareja no es elegante, formal y educada. Nadie diría al paso de Carlos de Inglaterra por la Plaza Mayor, (dónde tapeó como todo hijo de vecino). Hay prestancia de tango y tres mil euros en el traje elaborado con la mejor lana de Escocia.

La visita de tan tierna pareja de tortolitos nos va a dar muchos titulares y no pocas fotos, además rebaja la bronca sobre los papeles de la banda ETA, reduce la cuestión post-Zapatero y nos proporciona la ilusión de recibir a tan ilustre invitado. Nos puede hacer la pelota a todo el que viene a España, incluido Gadafi cuándo venía con su jaima y la guardia pretoriana de “gachises” con gumía en el ombligo.
Luis Escobar habría hecho perfectamente el papel de Carlos de Inglaterra y Mari Sampere el de Camila. Lástima que se les ha escapado la escena a Rafael Azcona y a Berlanga, (que en el cielo estén).

Más información