Salida de emergencia

Opinión

Salida de emergencia

Salgan pronto, no demoren su decisión porque puede ser tarde. La huída no está motivada tanto por lo que pasa en la central de Fukushima si no por los políticos que gestionan la crisis. A mí un comisario europeo de Energía que habla de “Apocalipsis” me produce tanta seguridad como un cirujano que opere con el cuchillo de plástico que dan en Iberia para cortar la loncha de jamón york.

Sin exagerar mucho esta es la situación que tenemos: por un lado una central atómica que se puede ir a hacer puñetas en microsegundos, (y con ella la economía de una gran potencia), por otra parte unos gobernantes que no se enteran, y por último una nula alternativa a las energía nuclear que nos hace drogodependientes de los neutrones. A todo eso le sumamos las imágenes de una ola gigante entrando por la provincia de Cuenca hacia Somosierra y nos queda la fotografía de un mal momento de la historia de la humanidad. Es más, es posible que no volvamos a tener otro igual porque de ésta no pasemos.

Sólo la prudencia extrema del pueblo japonés nos separa del caos inmediato. Su educación les prohíbe llorar en público para no agobiar a los demás, lo cuál no quiere decir que la procesión no vaya por dentro.

Hace falta una solución que desconocemos que llegará en un momento del que tampoco tenemos constancia, pero mientras aquí tenemos a los apóstoles de las catástrofes que se pelean en la plaza con los devotos del átomo. Como para huir en la dirección opuesta y a toda máquina.

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