La inflación cobra cuerpo como la nueva amenaza que se cierne sobre la economía internacional, desde un punto de vista general y, más en concreto, sobre la precaria situación de Europa. Las tensiones políticas y sociales que se han desencadenado en los países del norte de Africa, productores de gas y petróleo significan un elemento de inestabilidad e incertidumbre cuyas implicaciones son difíciles de determinar. Y, a pesar de que, no parece que su impacto en los precios se vaya a extender en el tiempo en las operaciones de corto plazo se ha producido un encarecimiento del 20%.
En el Viejo Continente, además, la noticia se recibe rodeada de un desconcierto político notable en varios órdenes. Por la debilidad de las figuras más preeminentes de la política europea -Merkel pierde todas las elecciones locales que le tocan y Sarkozy se sitúa ya en tercer lugar en las encuestas de popularidad, por debajo incluso de Marine Le Pen, la hija del líder histórico del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen.
