Esta semana se celebra el segundo aniversario de la caída del gran banco de inversión estadounidense Lehman Brothers, una fecha que parece haber quedado establecida en los calendarios de efemérides como el momento culminante, y definitivo, del estallido de la ‘macrocrisis’ global en la que aún permanecen sumergidas las grandes economías mundiales. Pues bien, pasado ese tiempo, lo cierto es que la comunidad financiera internacional aún navega por aguas procelosas, lo que puede ser una demostración más de la gran potencia del lobby financiero internacional y de su capacidad de influenciar a los Gobiernos para conseguir cambios aparentes que en realidad suponen la persistencia de una situación muy similar a la anterior.
Un último ejemplo de esa tendencia, sería la decisión de conservar en el congelador hasta 2018, la entrada en vigor definitiva del nuevo preacuerdo del Comité Bancario de Basilea sobre los ratios bancarios de capital, cuyos detalles, han sido ampliamente difundidos por los medios de comunicación desde que se anunciaron el pasado domingo. Incluso en aquellos casos en los que el pacto no específica nada concreto.
