Hace menos de una década resultaría increíble, pero así son las cosas. El azúcar ha dejado de figurar, temporalmente, del grupo de alimentos a precio subvencionado que se incluyen en la cartilla de racionamiento de los cubanos. Resulta tan curiosa está decisión y tiene tal impacto psicológico en un país que aspiró a ser no hace mucho el mayor productor mundial del dulce, que sus promotores han dado marcha atrás y han asegurado que el producto volverá a las bodegas en breve. De hecho, testigos presenciales, ya cuentan que en algunas zonas han vuelto a entregarse pequeñas cantidades de azúcar moreno.
Otra curiosidad asociada a la peripecia es que, a diferencia de otras desapariciones sonadas, en este caso, los responsables oficiales no se han escudado en argumentos, más o menos, humanitarias para justificar la carencia. Algo que sí hicieron, por ejemplo, cuando fue el arroz el producto afectado. Entonces se explicó que era necesario contribuir al desarrollo de Vietnam, un país amigo, cuyos productores querían cobrar lo que se les debía.
