¿Quieren los grandes partidos que la gente vote en las ‘europeas’?

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¿Quieren los grandes partidos que la gente vote en las ‘europeas’?

El desinterés que demuestran el PSOE y el PP por los asuntos relacionados con la UE condiciona la campaña electoral. A estas alturas, no resulta fácil pensar que ya estemos inmersos ya en la campaña de las elecciones europeas. Sobre todo por culpa de la actitud de los dos grandes partidos que se aferran a la discusión de temas locales, y se olvidan del Parlamento Europeo, hasta el punto de que, hoy por hoy, parece que Estrasburgo está situado en un punto indeterminado del infinito.

El PP se dedica a echarle en cara al PSOE el pasado más lejano, es decir la ‘herencia recibida’, y para contrarrestarle, el PSOE se agarra al pasado más reciente, es decir al balance que ofrecen los populares en estos dos últimos años de gobierno, caracterizados por la pérdida de derechos sociales, el aumento del paro y el decaimiento de la economía.

Nadie parece recordar que, según las propias declaraciones que realizaron en su momento los líderes de estos mismo partidos políticos, la complicada situación actual de España tiene buena parte de su origen en Europa y en las políticas ‘austericidas’ que desde allí se recetaron. Y que esa es, precisamente, una de las cuestiones que deberían debatirse ahora mismo.

Por lo visto, a los grandes partidos políticos españoles no les interesa que sus votantes les exijan trabajar en las instituciones comunitarias para cambiar las cosas y darle una dirección radicalmente distinta a las decisiones que se toman allí.

Para conseguir, por ejemplo, que los grandes bancos internacionales no vuelvan a tener en Bruselas, un entramado político que les facilite las cosas, a costa de endosar grandes dosis de sufrimiento a los ciudadanos.

O para intentar intentar paliar la injusta asimetría que supone la prescripción de recortes económicos y sociales a mansalva, sin ningún tipo de contraprestación para las naciones que los sufren. Sin ningún mecanismo que asegure la solidaridad entre los distintos países de la UE.

Y en medio de este autismo frente a Bruselas que caracteriza la campaña de las europeas, la Comisión ha seguido enviando mensajes que exigen nuevos recortes a Españas. Unas exigencias están siendo ignoradas estos días por su más fiel cumplidor, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, pero que tampoco están siendo puestas en cuestión por los socialistas.

Es tan extraña la situación que, incluso en Bruselas, a pesar de que continúan insistiendo con la necesidad de más recortes, han surgido voces que señalan que la medida estrella del Gobierno para acelerar la creación de empleo, las contrataciones con tarifa plana en las cotizaciones a la Seguridad Social, supone un riesgo importante para el futuro del mecanismo público de previsión español.

Es cierto que esa decisión es coherente con la trayectoria del Ejecutivo del PP a la hora de abordar estos problemas. Se trata de rebajar los costes para las empresas a cualquier precio. Y se hace aunque pueda suponer un recorte de ingresos para la Seguridad Social superior a los 2.000 millones de euros, según el cálculo realizado por las propias instancias comunitarias.

Ahora bien, ¿alguien en su sano juicio se puede imaginar a Mariano Rajoy preocupado por el futuro de las pensiones en este país? La respuesta es fácil: no. Pero es la misma respuesta que parece corresponderse en este momento con la actitud que ha adoptado el PSOE sobre este asunto en particular.

Al final, lo más probable es que los dos grandes partidos -en un claro ejercicio de partitocracia, que es una de las antítesis de la democracia- estén buscando la menor participación posible para estas elecciones. Porque cualquier otra hipótesis podría perjudicarles en la actual coyuntura.

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