Los trabajadores de la Cultura ‘toman la calle’ contra los recortes

El Interludio

Los trabajadores de la Cultura ‘toman la calle’ contra los recortes

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La protesta de la ‘Marea Roja’ congrega a 50.000 personas para recordar que el acceso a la Cultura es un derecho constitucional. ¿Nubes en el cielo? ¡Noooo! Un sol primaveral y radiante. Casi catalítico. ‘Calienta pero no quema’, como aquellas estufas de los anuncios de la tele en la década de los 70. Hace bueno. Una mañana espléndida y eso aumenta el atractivo de la ‘fiesta-protesta’, o la verbena ‘antirecortes’, que la Plataforma en Defensa de la Cultura ha convocado en Madrid. Y el Paseo de Recoletos, en el tramo que une la Plaza de Colón con Cibeles, se va llenando de ciudadanos con ganas de luchar. Y, también con algunos curiosos dispuestos a disfrutar de los espectáculos que han dispuesto los organizadores de la protesta.

-“Esto es como un ‘Rock and Rio’, pero gratis”.

Así se expresa un ‘activista’ cultural convencido. Ha madrugado este domingo para participar en la concentración. Es uno de esos, pocos, que todavía, van al teatro, compran ‘cedés’, asisten a actuaciones en directo y casi no práctica el extendido ejercicio de la descarga gratuita de contenidos protegidos con derechos de autor. Es público de primera clase y ha querido estar con los artistas, disfrutar y manifestarse con ellos.

-“Lo que está haciendo el Gobierno con la cultura no se puede consentir. Hay que frenar a estos tíos”, afirma rotundamente.

Y sí. Esto es como un ‘Rock and Rio’ gratuito. Sólo que aquí no está Shakira. Ni Milley Cirus. Ni los Red Hot Chili Peppers. Aquí hay 25 escenarios repartidos en 1.200 metros de calle y sobre ellos se baten el cobre otros artistas. Esos que se dejan la piel noche tras noche por muy poco dinero en los clubes de música en directo, las fiestas populares y los teatros de barrio.

-«No, no es fácil vivir de la música -dice el cantautor y violinista Manu Clavijo. Supongo que nunca fue fácil, pero ahora mismo está muy complicado, pero hay que hacerlo, porque es lo que sabemos hacer».

Sabe de lo que habla. Manu es un artista muy conocido en la escena madrileña que intenta salir adelante con sus canciones. Mientras tanto, pone su violín a disposición de otros músicos con los que se siente identificado en escenarios y grabaciones. Además da clases. Un montón de trabajo por el que no siempre le pagan lo que merece, pero con el que consigue mantenerse a flote. De momento. Lo mismo que les pasa a muchos otros españoles en muchas otras profesiones.

Infantería

Esa es la historia de la infantería de la cultura popular. Los soldados que están en primera línea y han sufrido directamente el impacto de los disparos dirigidos contra su profesión desde el poder político. Sobre todo desde que el PP llegó al Gobierno. Como esa subida del IVA, ahora situado en el 21%, que, en opinión de muchos, ha supuesto casi el ‘tiro de gracia’ para un sector que ya se enfrentaba a muchos problemas, derivados de la piratería y de la caída del consumo privado provocada por la crisis.

Unos ataques que no parecen tener en cuenta que se trata de una actividad que genera el 4% del PIB y, todavía, da trabajo a unas 126.000 personas en todo el país. Aunque quizá estos dos números no se mantengan por mucho tiempo. Los últimos datos oficiales no pueden ser más claros. Según el Anuario de Estadísticas Culturales 2013, que elabora el propio Ministerio, en 2012, el sector perdió cerca de 24.000 empleos y registró el cierre de unas 2.000 empresas.

De eso hace ya unos cuantos meses, y la situación puede ser mucho peor a día de hoy. Aquí no se atisba ni luz al final del túnel ni recuperación alguna. Al menos si se cruzan estos datos con los que han proporcionado algunas sociedades de gestión sobre el pasado año. La SGAE, por ejemplo, en su último anuario, asegura que en 2013 el número de conciertos se redujo un 16% con respecto al año anterior, el número de espectadores cayó un 23,6% y la recaudación un 6,6%.

Y desde Aisge, la sociedad de gestión de los actores, se apuntan otros problemas que aún ponen más de manifiesto las dificultades a las que tiene que enfrentarse cada día este colectivo de trabajadores. El 44% de los actores jubilados no tiene una pensión que les permita vivir dignamente y el 55% de los artistas no consigue ganar mensualmente una cantidad igual o superior al salario mínimo fijado en 645,30 euros.

Así que no vemos ni una sola ‘limousine’ esta mañana por aquí. Aunque sí alfombras rojas…Y muchas camisetas de este mismo color. Los chicos y las chicas de la cultura aspiran a constituirse en otra potente marea ciudadana. Como la verde de la educación o la blanca de la sanidad, que hoy les han dirigido mensajes de adhesión. Dos precedentes que, sin duda, han sido tenidos en cuenta por los organizadores de esta marcha que parecen satisfechos con los resultados obtenidos. Según sus cálculos, cerca de 50.000 personas han participado en el evento. Pero quizá eso, ni siquiera sea lo más importante.

«Yo creo que esta es una demostración de que la gente en Madrid está por la cultura. De forma pacífica. Y también de que no es necesaria una multinacional del espectáculo para poder hacer una manifestación sincera, a favor de la defensa de la cultura, donde haya más atractivos que los meramente reivindicativos», dice Fernando Martín, uno de los portavoces de la organización y un ‘rockero’ en activo desde los años 80, cuando lideraba a Los Desperados junto a su hermano Guillermo Martín. El guitarrista, tristemente fallecido, que da nombre a los ‘Guille’, los premios que entrega cada año La Noche en Vivo, la asociación que agrupa a los locales de música en directo de la capital de España.

Escombros

Puede que en estos escenarios de hoy falten las estrellas más populares, pero por aquí se ha pasado más de un artista mítico para contribuir a la causa. Figuras de culto, de esas cuyo nombre pronuncian con respeto los profesionales. Jóvenes y veteranos. Están, por ejemplo, el incombustible Kiko Veneno o Félix Arribas, batería de Los Pekenikes. Un tipo que, como recuerda el cantautor Joaquín Lera, ha compartido escenario con The Beatles…Nada menos. Y Félix está convencido de que la protesta es necesaria y expresa sus argumentos de manera contundente.

-«Hay que defender la Cultura porque sin cultura no somos nada. Somos como una piedra, como un pedazo de escombro. Entonces, la Cultura es fundamental para que la gente tenga iniciativas y piense. Así que viva la Cultura y p´alante», asegura.

Los nuevos artistas se mueven también en esta longitud de onda. Algunos como Salvador Amor, componente del duo Rojo Cancionero e hijo de Rafael Amor, un cantautor histórico conocido por su lucha a favor de los derechos humanos, creen que la protesta debería repetirse tantas veces como hiciera falta y, desde luego, se muestran dispuestos a participar siempre que sea necesario.

-«He venido porque creo que es indispensable rescatar la voz de los pueblos. No pueden silenciarnos. Y, sobre todo, tenemos que seguir adelante para intentar cambiar las cosas. No nos pueden privatizar la música y la alegría del pueblo», dice.

También los poetas han acudido a la protesta. Lo ha hecho, por ejemplo, Javier Lostalé, quién durante muchos años dirigiera ‘La Estación Azul’, un programa especializado en esta rama de la literatura que se emitía en Radio Nacional. Para Lostalé está claro que en este envite hay mucho en juego.

-«La cultura es muy importante, porque siempre nos conduce a lo esencial humano. Las ideologías tienen un gran valor. El compromiso con la libertad, también, pero todo eso alcanza su ‘culmen’, a través de la cultura, porque convierte la ideología y la libertad en algo que afecta a todos los seres humanos y a la raíz del ser humano», explica.

Biblioteca Nacional

Es hora de empezar. Otro batería histórico, Pepe Sánchez, a quien los más veteranos recuerdan por sus apariciones con la orquesta de RTVE y que ha grabado discos con Barbra Streisand y Diana Ross, es el encargado de realizar la primera actuación de la fiesta. Pepe dirige una ‘big band’ de jazz reforzada con más de 30 baterías de todas las edades cuya intervención sirve también para que se pongan en marcha las charangas que recorrerán el Paseo mientras dure la protesta.

Antes de eso, el cantante Paco Clavel y la escritora Inma Chacón han explicado los motivos de la movilización ante los curiosos más madrugadores que ya se congregaban frente al primer escenario, situado en un lugar emblemático: junto a la Biblioteca Nacional. Ambos han recordado que no sólo se protesta por la subida del IVA.
Hay otros muchos asuntos que las políticas de recortes y consolidación fiscal ponen en cuestión. Desde las bibliotecas públicas a la inclusión de las enseñanzas artísticas en los currículos educativos. Sin olvidarse de la entrega de espacios culturales públicos a empresas privadas para fines puramente publicitarios o la venta, a precio de saldo, del patrimonio histórico y cultural de todos los ciudadanos. Porque el acceso a la Cultura es un derecho constitucional. Por eso Chacón desearía que el Paseo del Prado se convirtiera en una avenida hacia la libertad.

-«No sólo los madrileños, toda España debería venir hoy a este paseo, que es una de estas grandes avenidas en las que la Cultura se abrirá paso para conseguir la libertad. El acceso al conocimiento nos hace libres», asegura.

Pero entonces, ¿a qué se debe esa estrategia de acoso y derribo contra la Cultura que parece estar poniendo en práctica el actual Gobierno? Algunos participantes en la protesta de hoy lo tienen claro. Como el músico Luis Farnox, a quién el público quizá conoce más por otro nombre, El Mecánico del Swing.

-«Van a por la Cultura porque es peligrosa para ellos. Y, cuando digo ellos, no digo solamente unas siglas políticas, digo la reacción. Y en la reacción caben desde unas siglas políticas rosadas a unas siglas políticas azuladas», asegura.

Aunque también cree que la actitud de los ciudadanos es la clave. Y no sólo en este asunto. Farnox considera que las protestas en la calle deben tener una continuación en lo que luego sucede en las urnas, porque en caso contrario será muy complicado que las cosas cambien. «La ciudadanía tiene que imponer su voluntad. Primero en la calle y luego en las urnas. Y, al revés también. Esto no va a servir de nada si al final les seguimos votando», remacha.

Público

Es evidente que para que esta movilización tenga éxito los profesionales del sector necesitan, como siempre el apoyo del público. Ese que muchas veces les da la espalda cuando no saben ganárselo. Por eso, junto a los escenarios en los que se desarrollan las actuaciones de la protesta, en los corrillos de los artistas que han terminado ya o esperan su turno para intervenir, hay espacio para la autocrítica. Y algunos reconocen que hay que trabajar más y mejor para «darle más calidad a la gente».

Y ese público indispensable sigue llegando al Paseo del Prado. También entre quienes se han sumado al primer gran acto de esta creciente ‘Marea Roja’ hay algunos rostros populares que intentan pasar desapercibidos, abogados como Antonio Garrigues, historiadores como Ian Gibson y hasta políticos de la oposición, como el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, que se resiste a expresar su opinión porque cree que hoy el protagonismo no le corresponde. Pero, cuando al final lo hace se manifiesta encantado con esta concentración.

-«Esta muy bien. Es una magnífica movilización que surge de abajo a arriba. Es decir, oiga, queremos que haya cultura, que sea accesible para todo el mundo y que se tomen las medidas adecuadas», asegura.

Las horas pasan entre cánticos, eslóganes y actuaciones ‘multidisciplinares’ en esta hermosa mañana de domingo que ya forma parte de la historia del sector cultural español. Un día en que los profesionales de la Cultura fueron capaces de superar sus divisiones y aliarse por un objetivo común, bien perceptible y compartido por los ciudadanos. Pero aún queda la traca final. La lectura solemne de un manifiesto y después, la interpretación de ‘Va Pensiero’, el coro de los esclavos de la Opera Nabucco de Giuseppe Verdi, que llevará a cabo una orquesta sinfónica, dirigida por Miguel Sanz, junto a un multitudinario orfeón formado por cientos de cantantes voluntarios.

A las dos de la tarde, el público se congrega en masa frente al gran escenario, situado junto a la Puerta del Alcalá donde tendrá lugar el último acto de la protesta. Allí el popular presentador Juan Imedio ejerce de maestro de ceremonias. Primero da paso a Alicia Torija, una de las portavoces de la Plataforma en Defensa de la Cultura, que agradece a todas las mareas ciudadanas el apoyo que han prestado a la movilización de hoy. Luego, dos jóvenes artistas que empiezan, un chico y una chica, junto al rockero Miguel Ríos y la cantante, compositora y directora de orquesta Pilar Jurado, la única española que ha estrenado una ópera en el Teatro Real, se encargan de leer la proclama fundacional de la ‘Marea Roja’.

Sus palabras se ven interrumpidas muchas veces por los aplausos de los asistentes que también piden la dimisión de José Ignacio Wert, el actual ministro de Cultura y Educación. Después los miles de personas que han participado en la protesta cantan…Es emocionante. Tanto que Pilar Jurado se muestra convencida de que después de lo que acaba de suceder los cambios no van a tardar en producirse.

-«Es muy bonito ver a toda la ciudadanía en la calle, por la Cultura y sentir que los que ‘hacemos cultura’ somos parte de la sociedad y que esta es parte la Cultura. Esto será el comienzo de una maravillosa amistad y confío en que se prolongue. Cuando ocurren estas cosas siempre hay un cambio. Y espero que sea para mejorar», afirma esperanzada.

La función ha terminado, toca desmontar los escenarios y hacer balance. El público se dispersa para seguir disfrutando del día festivo. Se ven muchas caras satisfechas de gente que se lo ha pasado bien. Pero esto es sólo el principio de una guerra que probablemente será larga. Una disputa que enfrenta a quienes creen que esto es sólo un negocio, ocio y entretenimiento intranscendente, y aquellos, los que han protestado hoy, que exigen que se respeten sus derechos constitucionales y se les asegure el acceso a la Cultura, porque sin ella no hay futuro ni dignidad.

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