Los analistas ya han dictado sentencia: si el ansiado acuerdo no llega antes de tres semanas, la Bolsa de Nueva York se desplomará sin remedio. El techo de deuda presiona cada vez con más fuerza la Bolsa de Wall Street. Si el ansiado acuerdo no llega antes de tres semanas y el conocido como ‘cierre de Gobierno’ se extiende a un mes, los grandes índices de la City neoyorquina podrían llegar a hundirse un 30% en pocas sesiones. Así lo prevén ya varios analistas.
Ha sido el reputado analista Barry Ritholtz quien ha dado la voz de alarma al aseverar que tres o cuatro semanas de ‘cierre de Gobierno’ supondría “acabar con una buena parte” de la producción de la economía estadounidense, la mayor del mundo. Y, dado que las ganancias corporativas están en gran medida ligadas al ciclo de la economía, “el riesgo de una corrección del 20% al 30%” es cada vez más real según se prolongan las todavía infructuosas conversaciones entre demócratas y republicanos.
La drástica corrección de precios en la Bolsa de Nueva York tendría consecuencias dramáticas para la economía estadounidense y global, tal y como ya adelantó la propia Reserva Federal al augurar consecuencias más profundas que las que trajo la crisis del año 2008 con el hundimiento de Lehman Brothers. Unas advertencias en línea con las del experto bróker y a las que también se han sumado organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A la voz de alarma para evitar un cataclismo en las finanzas mundiales se ha sumado también el Banco Mundial. Su presidente, Jim Yong Kim, ha reconocido estar “muy preocupado” por los efectos que “la sola amenaza del impago” que actualmente sobrevuela las arcas públicas americanas podría tener sobre “los mercados emergentes y el mundo en desarrollo”. Y es que, al calor de una recuperación económica que no llega tan pronto como los analistas vaticinaban los también conocidos como BRICS han sido los mercados más afectados por la huida de los inversores hacia valores refugios. Una estampida que la creciente amenaza de impago no haría sino espolear.
Los gráficos con los que trabaja Ritholtz, dan una desesperada prórroga al Congreso que llega hasta noviembre. Un amplio margen más allá del 17 de octubre que realmente marca el tope para la declaración de impagos a menos que se apruebe un tímido aumento temporal del techo de deuda por espacio de un mes, tal como se baraja ahora en la Cámara de Representantes, según medios especializados locales.
Desde Deutsche Bank ya han puesto su granito de arena al afirmar que es posible que los congresistas y la Casa Blanca no reaccionen hasta que los mercados dicten sentencia. Un estrepitoso descalabro que cada vez más expertos auguran que llegará más pronto que tarde si los seguidores del burro republicano y el elefante demócrata no permiten al Gobierno Federal volver a gastar y aguantar el ritmo de la mayor economía del mundo.
