El ‘museo de los horrores’ del Congreso de los Diputados

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El ‘museo de los horrores’ del Congreso de los Diputados

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Goteras, animales momificados en el techo, vigas podridas o cables viejos son algunas de las ‘sorpresas’ encontradas al hacer las obras del Congreso, fruto del “abandono de más de un siglo”, de un edificio que amenaza ruina.

Cuando comenzó a ‘llover’ a mares en el hemiciclo el pasado 11 de septiembre, justo el día en que debía celebrarse la primera sesión de control al Gobierno tras las vacaciones de verano, pocos imaginaban que la enorme gotera que ‘aguó’ el pleno, y obligó a retrasar la sesión dos horas, era sólo la punta del iceberg.

La vicepresidenta del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, reconocía ayer que se han producido derrumbes en algunos puntos del inmueble y que “ha habido peligro” para las personas que trabajan en el Congreso.

Según Villalobos o, parte de uno de los techos ha llegado a desplomarse. Otras fuentes parlamentarias subrayan que ha habido riesgo de derrumbe sobre el Hemiciclo, los despachos de los letrados y las secretarías de la segunda planta que amenaza ruina por lo que se tendrá que restaurar completamente.

Para evitar que la segunda planta, ahora cerrada, acabe desplomándose sobre ‘sus señorías’ y el resto de personas que trabajan en edificio, el Congreso se verá obligado a convocar un nuevo concurso, distinto al de las obras que ejecuta la empresa Dragados por un coste de 4,5 millones de euros, y que estarán acabadas a finales de noviembre.

Tanto ‘desastre’ ha puesto en cuestión los trabajos de rehabilitación que se están acometiendo desde hace meses en el Palacio por la filial de ACS, la empresa de Florentino Pérez.

Y es que nadie quiere entonar el ‘mea culpa’ de lo que ha sucedido, especialmente después de que la ‘gotera-cascada’ reveló que los agujeros provocados por los disparos que se produjeron durante el golpe de Estado del 23-F habían desaparecido durante las obras de remodelación.

Dragados culpa a la empresa de mantenimiento del Congreso, pero la compañía que realiza estas tareas, Ortiz, S.A., no quiere pasar a la historia por eliminar los tiros de Tejero y algunos de sus empleados aseguraron, en declaraciones que recogía público.es que “ningún empleado ha tenido nada que ver con las obras de la cubierta ni sus cuidados. De hecho, no participan en las tareas que se llevan a cabio en la cubierta, responsabilidad del personal de Dragados”.

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