La inversión por dividendo causa furor en Wall Street por la volatilidad del mercado

Wall Street

La inversión por dividendo causa furor en Wall Street por la volatilidad del mercado

La incertidumbre que reina sobre este atípico comienzo de curso inversor ha concedido a las inversiones por dividendo más atractivo que nunca en Wall Street. La crisis de Siria, la retirada de estímulos de la Reserva Federal, el techo de deuda en EEUU y las elecciones federales en Alemania han hecho que las cotizadas con los dividendos más jugosos de Nueva York se conviertan en blanco de muchas carteras.

Dentro de esta tendencia inversora a la caza de la mejor renta con indiferencia del sentido que tomen las gráficas de cotización, tres valores se colocan entre los favoritos del mercado. Public Service Enterprise, Eli Lilly y Exxon Mobile conforman la terna ‘rentista’ a salvo de los vaivenes de precios que marcan la tónica general de este septiembre. Y todo parece indicar que las dudas, la especulación y, por tanto, los vaivenes seguirán hasta final de mes.

La primera de estas compañías, quizá la más desconocida para los inversores españoles, ofrece una rentabilidad por dividendo del 4,5% y es para muchos el dividendo libre de riesgo por excelencia en Wall Street. Public Service Enterprise Group apenas tiene previsto repartir un 50% de su beneficio estimado para este año entre accionistas. Y, aún así, ofrece una rentabilidad superior a la que marcan los papeles de deuda de muchos de los llamados países periféricos de la Eurozona.

Los analistas se fijan además en que las compañías de servicios públicos, como es el caso, suelen ser las últimas en imponer recortes en sus pagos a accionistas. Además, apuntan que sus negocios estrictamente regulados y en muchos casos de casi monopolio en algunas regiones asegura la recurrencia de ingresos. En el caso de Public Service Enterprise, además suele quedar ajena a los movimientos más explosivos del parqué, por lo que las tentaciones de venta antes de cobrar dividendo se minimizan.

Otra buena pagadora que, sin embargo, se queda en su propia caja fuerte más de la mitad de sus ganancias es la farmacéutica Eli Lilly. La compañía ofrece a sus accionistas una rentabilidad del 3,7% contra la que nada pueden luchar algunas competidoras de mayor visibilidad como Pfizer y Merck, como tampoco lo pueden hacer en continuidad, pues la compañía ha repartido beneficio entre inversores de una u otra forma desde el año 1885.

Para mayor atractivo de cara a las carteras rentistas, su retribución lleva congelada desde el año 2009. Una circunstancia que según los expertos habla en el peor de los casos de la sostenibilidad de su política de pagos y, en el mejor, de la posibilidad de una revisión al alza si realmente la economía de EEUU comienza a dar síntomas de mejoría. La deuda de 18.000 millones de dólares no supone ninguna amenaza frente a una capitalización bursátil de más de 60.000 millones.

La terna se completa con Exxon Mobil. Aunque su gráfica de cotización ha sido penalizada en lo que va de año por las incertidumbres que pesan específicamente sobre el mercado petrolero, su dividendo parece quedar fuera de todo peligro. Aunque la rentabilidad ofrecida se queda un más modesto 2,9%, la firma tan sólo tiene previsto distribuir un 33% de su beneficio entre sus accionistas. Un porcentaje que da un amplio margen de reducción sobre sus previsiones sin que el paso por caja de los inversores sufriera.

Y todo eso a pesar de que Exxon ha mejorado un 150% su pago a accionistas en los últimos 10 años. De los 25 centavos por acción que la petrolera pagaba por trimestre en el año 2003 a los 63 centavos que ha prometido para este año.

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