Divorcios congelados

Opinión

Divorcios congelados

Antes de que los políticos se congelaran el sueldo en un acto de particular arrojo contra la crisis, mucho antes de que la OCDE emitiera ese informe que pone el paro en el 20 por ciento, incluso antes de que Miguel Sebastián abogara por el coche eléctrico, los divorcios en España se congelaron también. Las parejas parece que entendieron las recomendaciones de la patronal y decidieron que no era bueno hacer un ERE afectivo, por lo tanto no se atrevieron a recortar plantilla.

Conclusión primera: une más un informe de Joaquín Almunia que un viaje de novios a país exótico. El miedo a pagar la hipoteca en soledad es otra de las consecuencias de un divorcio en tiempo de crisis, de repente se gana en libertad pero las facturas no se dividen entre dos. Ya lo dice el anuncio de Ikea que donde caben dos, caben tres: la pareja y su circunstancia. Por culpa de Lehman Brothers hay gente que se odia pero que permanece junta porque no tienen otro lugar mejor al que ir.

El matrimonio es jaula de oro del que una buena parte quisiera salir pero no tiene argumentos para reunir el rescate. Así que un buen indicador de cuando pase este trago infernal será ver cómo los juzgados se llenan de peticiones de divorcio, mucho antes de que refloten las ventas de automóviles.

El amor pasa de estado gaseoso, (cuando la gente dice estar en cursi nube de felicidad), a estado líquido cuando gotea, para terminar en sólido bloque de hielo al llegar la indiferencia. Luego dirán que se descongelan los polos.

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