Los dividendos de las cotizadas españolas crecen un 16% en plena crisis económica

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Los dividendos de las cotizadas españolas crecen un 16% en plena crisis económica

Las cotizadas españolas destinaron 27.153,27 millones de euros a retribuir a sus accionistas a lo largo de 2012. Una cifra que supone un incremento de nada menos que el 15,7% sobre el total distribuido en el año 2007, el último previo al estallido de la actual crisis económica internacional. Un reclamo para el inversor que en algunos casos se convierte en arma de doble filo.

El ejercicio anterior a la quiebra de Lehman Brothers, las compañías de la Bolsa de Madrid repartieron un montante de 23.465,54 millones de euros entre sus inversores. Cifra que dos años después, ya en plena crisis económica con epicentro en Grecia, aumentó hasta los 33.892,23 millones, el importe más alto distribuido nunca por las cotizadas nacionales entre sus accionistas. Una tendencia que se ha conseguido, según destaca un informe recientemente publicado por el Servicio de Estudios de BME, a través del pago en nuevas acciones. El sistema conocido como ‘scrip dividend’.

La búsqueda de sistemas de retribución alternativos al tradicional desembolso en efectivo ha logrado atraer a los inversores a la par que preservar la debilitada caja de muchas compañías. Y es que, mientras que el dividendo conjunto no ha caído de los 23.000 millones desde el año 2006, desde el estallido de la crisis los beneficios agregados han caído un sonoro 80% mientras que el resultado bruto operativo o Ebitda se ha quedado prácticamente estancado.

Esta tendencia de creciente retribución al accionista en tiempos de crisis no es, sin embargo, patrimonio único de las cotizadas españolas. Según Domingo García Coto, director del área de Estudios de BME, “se ha puesto de moda en todo el mundo”. De hecho, en los momentos de mayor tensión en los parqués internacionales -fundamentalmente en los europeos- es cuando más se ha cuidado del inversor. Una circunstancia que también se aprecia en un estudio a largo plazo del Índice General de la Bolsa de Madrid (IGBM), con picos de retribución en los momentos en que peor suerte han corrido las gráficas de cotización.

El incremento de este “escudo contra la crisis”, como lo definió el experto de BME, asciende al 285% si se toma como referencia el año 2000. Aquel año, las cotizadas españolas sólo se rascaron del bolsillo 7.386,36 millones de euros. Un comportamiento con el que las compañías buscan lanzar un mensaje de confianza y restar incertidumbres sobre la solidez de sus finanzas que en la mente de los inversores se suele traducir por eso del “más vale pájaro en mano”, dijo García Coto en la presentación del informe “Fórmulas de remuneración al accionista: significado, implicaciones fiscales, contables y ejemplos” elaborado por la casa gestora de Bolsas.

A pesar de los esfuerzos por el dividendo en acciones y otras soluciones no vinculadas a la evolución del beneficio, varios expertos sostienen que esta senda es insostenible a medio plazo. En este sentido, los incrementos de capital reducen el ratio de beneficio por acción en que los analistas fundamentan también buena parte de sus consejos de inversión. Mientras que en el año 2009 se produjo un único ‘scrip dividend’, el año pasado se recurrió a esta modalidad de pago en nada menos que 21 ocasiones.

Un escenario al que contribuyeron en gran medida las grandes compañías, que son las que más fórmulas distintas de retribución han ideado para no reducir el montante total anualmente entregado a sus accionistas. Así, la rentabilidad por dividendo de la Bolsa española alcanza un virtual 7% a estas alturas del año que se queda muy por encima del 2% del Dow Jones estadounidense. No obstante, los analistas advierten que esta cifra es en primer lugar efecto del sonoro descalabro de precios que acumulan las cotizadas de Madrid.

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