El Banco Mundial propone rescatar el plan de Roosevelt de 1933 para poner fin a los desahucios

Economía

El Banco Mundial propone rescatar el plan de Roosevelt de 1933 para poner fin a los desahucios

Sede del Banco Mundial

Las ejecuciones hipotecarias, los créditos ‘underwater’ (cuando el piso vale menos de lo que se debe al banco) y las liquidaciones de viviendas se han convertido en un mal endémico en muchas economías, sobre todo en la española. El Banco Mundial recomienda abordar este problema con políticas gubernamentales como las que aplicó EEUU en la década de 1930 y las que ha puesto en marcha Islandia, que evitarían el continuo avance de la morosidad, los desahucios y que los bancos se hundan.

En el ‘World Economic Outlook’ de abril del año pasado, el Banco Mundial destaca que el programa que aplicó Franklin Delano Roosevelt en el verano de 1933 es un “audaz” y “exitoso” ejemplo de cómo un Gobierno puede solucionar la deuda de las familias y las ejecuciones hipotecarias.

Recibió el nombre de HOLC (Home Owners’ Loan Corporation), un organismo público que compró a los bancos estadounidenses hipotecas en dificultades a cambio de bonos con garantías federales. Después, reestructuró estas deudas para hacerlas más accesibles a las familias, que estaban sumidas en el paro y la delincuencia. Les amplió los plazos de vencimiento (de los cinco años habituales se pasó a 20 en algunos casos), bajó los tipos de interés y aplicó quitas.

HOLC adquirió cerca de un millón de hipotecas en riesgo de ejecución, aproximadamente el 25% de todas las que había en el mercado, con un coste de 4.750 millones de dólares (el 8,4% del PIB de EEUU en aquella época). Las hipotecas fueron vendiéndose con el tiempo, produciendo una ganancia nominal en 1951, cuando se liquidó el programa.

Para el Banco Mundial también el caso de Islandia ilustra como un multifacético enfoque puede aliviar gran parte de la deuda de los hogares y frenar el crecimiento de la morosidad. La respuesta que dio este país fue motivada por la magnitud del problema y por la fuerte presión social para que interviniera el Gobierno. Las protestas llegaron a ser las más multitudinarias de la historia de Islandia, donde miles de personas salieron a las calles exigiendo amortizaciones en sus deudas.

El resultado fue que los mismos islandeses que arrojaron piedras al Parlamento en 2009 exigiendo responsabilidades a sus líderes y a los banqueros por el colapso económico en el que se sumió la isla recogieron dos años más tarde los frutos de su ira.

En un primer momento y antes de la quiebra de la banca, el Gobierno de Islandia ofreció medidas de alivio a corto plazo para que las familias no perdieran sus hogares por problemas temporales y evitar las ejecuciones hipotecarias que conducen a un colapso del mercado. Las medidas incluían una moratoria de desahucios y una flexibilización de los pagos. Alrededor de la mitad de los hogares con préstamos computables aprovechó para suavizar los pagos mensuales.

En una etapa posterior, a las familias se les dio la opción de reestructurar sus préstamos negociando directamente con sus acreedores o con la ayuda de un ‘defensor del deudor’ (que creó en ese momento).

Sin embargo las negociaciones caso por caso llevan tiempo. En enero de 2012 solo el 35% de estas solicitudes se habían procesado. Para acelerar la solución se introdujo la posibilidad de aplicar quitas. Hasta el momento, los bancos del país recibían los incentivos y tenían la capacidad para participar en los programas.

Después del espectacular colapso del sistema bancario islandés, el Gobierno reestructuró los bancos del país, creando tres entidades nuevas, que adquirieron las carteras de préstamos a un valor que tuvo en cuenta los saneamientos por pérdidas futuras. Esto les dio la capacidad financiera para asumir los costes de las amortizaciones. El mayor coste de la reestructuración de la deuda recayó en los acreedores extranjeros, que tuvieron que asumir fuertes pérdidas cuando los bancos islandeses colapsaron. En 2012 y según los datos de la Asociación de Servicios Financieros de Islandia, la banca perdonó la deuda hipotecaria de un cuarto de la población, el equivalente al 13% del PIB nacional. Según los expertos, se trató de la mayor condonación de la deuda hipotecaria de la historia.

Más información