Grecia: una nueva bomba de relojería para los mercados de derivados

Grecia: una nueva bomba de relojería para los mercados de derivados

El peligro que encierran estos productos financieros, y que ya se puso de manifiesto con la famosa crisis de las hipotecas subprime en el año 2007.

Bandera de Grecia

Bandera de Grecia

Las consecuencias de la crisis griega no se pueden predecir a día de hoy y puede que, en caso de quiebra del país, el número de afectados sorprenda hasta a los más pesimistas. ¿Los culpables? Unos productos, conocidos como derivados, que nadie controla y con los que se lleva especulando varios años de una manera brutal.

El gestor de un importante hedge fund afincado en algún lugar del centro de Europa ha reconocido a EL BOLETÍN que el peligro que encierran estos productos financieros, y que ya se puso de manifiesto con la famosa crisis de las hipotecas subprime en el año 2007, sigue intacto con un ligero matiz: que ahora los involucrados son todavía más y que, por tanto, en caso de impago griego, el desastre será mayor que el registrado hace cuatro años.

Fue entonces cuando salió a la luz que estos mercados de derivados tendrían que estar sujetos a algún tipo de regulación. El no haber sufrido ningún tipo de escrutinio llevó a la quiebra, el 15 de septiembre de 2008, a un gigante de Wall Street llamado Lehman Brothers tras reconocer una ruptura en el sistema que sostiene a estos frágiles mercados. Por aquel entonces era el cuarto banco de inversión más importante del mundo.

Este suceso, que fue una consecuencia más de las malas prácticas con derivados, obligó a Washington a intervenir de urgencia y rescatar a otros grandes bancos, como el Merrill Lynch, o a aseguradoras de la talla de AIG; la mayor del mundo entonces. Pero todo eso se queda en nada en comparación con lo que podría estar por llegar.

De acuerdo con el especulador consultado por este periódico se ha mostrado alguien de la talla de Mario Draghi, actual gobernador del Banco de Italia y -lo que es todavía más importante- futuro presidente del Banco Central Europeo (BCE).

Draghi ha lanzado su advertencia más seria, concretando en un tipo de derivados, los CDS (seguros contra el riesgo de impago de deuda) al referirse a Grecia: «¿Quiénes son los verdaderos dueños de los CDS y cómo se puede saber quién ha asegurado a otros en contra de la quiebra de un país?» ha dicho el banquero, que fue directivo para el banco estadounidense Goldman Sachs (acusado de haber colaborado con las autoridades griegas en generar la crisis de deuda) entre los años 2002 y 2006.

Pero, tal y como pone de manifiesto Draghi, el caso es que todo sigue igual que en el año 2007. Es decir; sin ningún tipo de control sobre unos productos con los que se especula de una forma tan brutal que los reguladores mundiales se han visto obligados a realizar diversos amagos para controlar esos mercados. Aunque hasta el momento sólo se han quedado en eso: en amagos.

Un editorial del prestigioso The New York Times ha recordado que esta situación de opacidad no sólo impide saber quién podría verse afectado por una crisis griega, sino que además evita conocer las cifras reales del desastre, en el caso de que Atenas decida que no puede pagar más y se plante en firme. Los datos del Banco Internacional de Pagos (BIS) son claros al respecto: los mayores acreedores de Grecia son los principales bancos alemanes (con una destacada presencia del Hypo Real Estate, participado por el Gobierno regional de Baviera), seguidos por los franceses.

¿Pero a ellos quién los asegura? Algunos rumores señalan a la gran aseguradora alemana Allianz, que cuenta con una exposición ya de por sí importante a los papeles helenos a través de su propio fondo de inversión y de Pimco, el fondo de inversión estadounidense más grande del mundo en los mercados de deuda soberana, cuyo 97% pertenece a la empresa teutona.

También es posible que otra serie de instituciones financieras estadounidenses que todavía no han trascendido estén muy implicadas indirectamente (es decir, a través de los derivados) en el problema griego. De ahí que Washington haya decidido, desde esta semana, tomar las riendas del llamado rescate de Grecia ante la indecisión de la que ha hecho gala Bruselas.

Lo que parece cierto es que se desconoce quienes son todos los implicados y cuál es la cantidad total del dinero expuesto a las finanzas helenas, que es donde una nueva crisis de derivados ha decidido hacer acto de presencia.

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