La compra de activos de Nyesa a Cajamar, también en los tribunales

La compra de activos de Nyesa a Cajamar, también en los tribunales

La inmobiliaria compró 202 viviendas a Cajamar por 25 millones de euros.

Banca Bancos cajamar

La entrada de Olaf y Rubí en el capital de Nyesa en 2019, que iba a suponer la definitiva transformación de la compañía tras superar un concurso de acreedores, ha terminado siendo muy gravosa para los accionistas, que han visto como el valor de las acciones del grupo está cada vez más lejos de los 0,34 euros con los que regresó al parqué hace cerca de tres años. Ahora cotiza en 0,0069 euros, tras caer un 34% en el último año, frente a los descensos del 19% del Ibex 35 en este mismo periodo.

En este periodo se ha producido una avalancha de denuncias, demandas y querellas contra José Antonio Bartolomé Nicolás –dueño de Olaf y Rubí- y Liberto Campillo –consejero delegado de Nyesa- por presunto fraude en la operación de toma de control. Una de ellas tiene que ver con la compra de activos a CajaMar a principios de este año.

En enero, la inmobiliaria compró 202 viviendas a Cajamar por 25 millones de euros. Para efectuar la compra de estos activos, la compañía suscribió con la entidad financiera un préstamo con garantía hipotecaria sobre las Torres de Hércules. El importe de la hipoteca ascendió a 18 millones de euros, cuyo valor de tasación se fijó en 24 millones. Además, Nyesa negoció un fraccionamiento y aplazamiento de parte del precio de adquisición por un periodo de 8 años.

Con esta operación, Olaf y Rubí se quitó la carga de la hipoteca de 4,6 millones de euros que tenía en las Torres de Hércules, a cuyo pago estaba comprometida la sociedad en la operación de entrada en Nyesa. «Utilizan Nyesa como cubo de basura para deshacerse de los activos malos», asegura a este medio el accionista autor de la denuncia por esta operación.

Según la documentación aportada de la oferta vinculante firmada por Bartolomé con el Banco de Crédito Cooperativo, filial de Cajamar para la concesión de créditos, la venta de estos activos apenas ofrecía descuentos del 5%, cuando lo habitual en este tipo de operaciones suele rondar el 50%.

En la desinversión de activos de Cajamar también participó Ronshon -propiedad de la cotizada israelí IES Holdings- y Brickstock Socimi -empresa matriz de Olaf y Rubí que pretendía salir a Bolsa-. En el primer caso, los activos vendidos alcanzaron los 7,7 millones de euros a pagar en efectivo, dos millones en el momento de la firma y otros 5,7 en seis años. El precio de estos pisos fue prácticamente la mitad del valor de tasación tal y como figura en la documentación.

Mientras que los adquiridos por Brickstock Socimi ascendieron a 8,2 millones de euros con descuentos del orden del 60%. Para abonar este importe, la sociedad inmobiliaria obtuvo de Cajamar una hipoteca de 9 millones de euros con la garantía de un hotel en Lérida con un valor de tasación aproximado de 8 millones y otro hotel en El Ejido con una valoración de 7,5 millones de euros.

Estas operaciones han provocado la ira de los accionistas minoritarios, que recuerdan que las acciones de Bartolomé procedentes de la ampliación para entrar en Nyesa siguen sin cotizar casi dos años después por no presentar el folleto que requiere el organismo regulador.

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