La mesa cubana está servida, presidente Biden

Cuba

La mesa cubana está servida, presidente Biden

En esta ocasión hay mayor apremio porque el país lo necesita en razón del estado tan crítico de la economía, aunque La Habana no quiera reconocerlo.

Joe Biden

Y nada novedoso en el menú porque se trata de una copia fiel, incluyendo el postre tradicional, al ofrecido a Barack Obama en el 2016 y prácticamente con la receta del mismo chef. En síntesis: respeto mutuo, no interferencia en asuntos internos y sentémonos a conversar para negociar una vez más.

Y en esta ocasión, con mayor apremio porque el país lo necesita en razón del estado tan crítico de la economía, aunque La Habana no quiera reconocerlo con elevado volumen de voz.

Si lleváramos a una balanza imparcial, no de esas del mercado agropecuario, el peso de las nuevas relaciones apuntaría a una equidad visible, tal vez ligeramente inclinada a favor de Cuba por una razón indiscutible: mercado necesario, de calidad-precio y turismo gracias a la mínima distancia entre los dos países (90 millas náuticas) donde hasta una patana tirada por un remolcador desde el Misisipi resuelve el problema de transportación a bajo coste con ida y vuelta.

Ojalá todo comience en breve, aunque la isla no sea una prioridad de urgencia para el nuevo gobierno. Por protocolo porque como quiera que se trata de un vecino con maltrechas relaciones diplomáticas que deben mejorar, o por un muy prudente gesto con salpicaduras de simpatía por haber derrotado a Trump, será un mensaje escueto pero sincero por el nuevo año directamente al cuartel general de Joe Biden hasta tanto no fije residencia en la Casa Blanca este 20 de enero.

El “no nos entendemos”, sentencia oficial dirigida a Trump y repetida hasta el cansancio en los medios de comunicación cubanos, tendrá que mutarse en un “sí nos entendemos” para que ambas partes alcancen un plano de mutuo beneficio, civilizado.

Como que se trata de lo más parecido a una partida de ajedrez político, deberá revisarse la anterior de Obama-Castro con sus aciertos y desaciertos e ir en busca de unas tablas decorosas, con reyes y damas respectivos en perfecto estado de salud después del “combate” donde perecerán algunos peones, alfiles y caballos.

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