Barnier cree que ha llegado “la hora de la verdad” para el Brexit

Barnier cree que ha llegado “la hora de la verdad” para el Brexit

El Parlamento Europeo da como fecha tope el domingo, pero nadie se atreve a asegurar que las conversaciones estén cerradas ese día

Michel Barnier, negociador de la UE para el Brexit

El negociador jefe de la Unión Europea (UE), el francés Michel Barnier, cree que ha llegado “la hora de la verdad” para el acuerdo comercial con el Reino Unido cuando concluya el día 31 de diciembre el período transitorio tras la salida británica del club comunitario. Así lo ha dicho esta mañana en una comparecencia ante el pleno del Parlamento Europeo (PE), que ayer había aprobado una resolución por la que fija el domingo como última fecha para lograr un acuerdo. Sin embargo, los portavoces de la Comisión evitaron pronunciarse sobre ese ultimátum “mientras las conversaciones entre las partes estén abiertas”.

La precaución de los portavoces es elocuente en sí misma, visto el número de veces que ya se ha producido un retraso en las negociaciones. De hecho, deberían estar concluidas en octubre para permitir que el PE y los parlamentos nacionales europeos y el británico dieran el visto bueno a un posible acuerdo. Pero las enormes dificultades surgidas, ahora concentradas en el acceso de los pesqueros comunitarios a las aguas británicas, han retrasado una y otra vez la solución. En todo caso, pase lo que pase, tendrán que arbitrarse soluciones temporales para evitar el caos en los primeros días de enero. Ya se están formando largas colas de camiones en el paso del Canal de la Mancha porque muchas empresas quieren reabastecerse antes de la salida definitiva. Los empresarios ingleses reclamaron hoy públicamente una vez más a su Gobierno un nuevo período transitorio además de insistir en la necesidad de un acuerdo.

El jueves volvieron a hablar por teléfono el presidente británico Boris Johnson y su homóloga de la Comisión, Ursula von der Leyen, para confirmar que todavía quedan asuntos importantes por atar. Barnier en su comparecencia ante el pleno dio a entender que llegados a este punto ya no hay más que hablar y que cada uno tome la decisión que considere más correcta en un último aviso para navegantes. La UE siempre se ha mostrado flexible en la negociación y últimamente ha pedido que el período transitorio se alargue al menos hasta junio, pero una ley impulsada por el propio Johnson se lo impide al negociador británico.

Para Barnier es fundamental que si el Reino Unido quiere apartarse de las condiciones del Mercado Único, lo que denominó el ecosistema comunitario, tendrá que pagar por acceder a su mercado. En caso contrario tendrá que aceptar las mismas reglas que obligan a los 27 países que permanecen en la UE. Y ha añadió que «Sólo pedimos un equilibrio entre derechos y obligaciones y reciprocidad al acceso a nuestro mercado y a nuestras aguas”.

La pesca que es el penúltimo obstáculo en esta larga y compleja negociación pone de relieve la enorme distancia entre las partes. Mientras que la UE solicita un período largo para que los barcos comunitarios sigan faenando en las aguas británicas, cosa que llevan haciendo desde hace siglos, los británicos lo consideran una ofensa a su soberanía. Pero la UE ha recordado que la mayor parte de la producción pesquera británica se vende en el Mercado Único y que la imposición de aranceles podría retraer enormemente ese comercio. En líneas generales hay que recordar que casi la mitad de las exportaciones del Reino Unido van destinadas a la UE.

En el supuesto, nada descartable, que haya una salida abrupta las dos partes negociarán las relaciones comerciales a partir de ese momento bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) lo que dará lugar a unos meses de difícil gestión en los puestos fronterizos después de un período tan largo son condiciones especiales para la circulación de mercancías, capitales y personas. En Bruselas diplomáticos experimentados llevan semanas diciendo que este es solo el primer capítulo de una larga serie de encuentros y desencuentros con los británicos, dada la proximidad y la dependencia mutua entre ambas partes.

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