Cuba “bombardeada” por números y esperanzas

Desde el malecón

Cuba “bombardeada” por números y esperanzas

Muchos son los propósitos de este gigantesco plan de reformas.

Cámara cuba

De uno en fondo, en fila india, a veces en grupo, están compareciendo en la tv casi en frecuencia diaria los ministros para cumplir una doble función ante la opinión pública: explicar y tranquilizar de cara al nuevo panorama que se iniciará a partir de este uno de enero con el reordenamiento monetario y sustanciales modificaciones en la economía y las finanzas.

La isla en pleno proceso de una necesaria e inaplazable remodelación nunca vista en 60 años de gobierno socialista bajo un paraguas bastante crítico con varias espadas de Damocles sobre las cabezas de cada cubano: la crisis económica local a partir del insaciable bloqueo gringo además de las insuficiencias o desaciertos internos más los gastos extraordinarios por la Covid-19 como razones de peso fundamentales.

Muchos son los propósitos de este gigantesco plan de reformas. Tal vez uno de los más importantes pueda resultar algo más viejo que andar a pie, que el salario sea un incentivo en la vida y que pase a la historia esa imagen tan llamativa de que en cada esquina de cualquier pueblo o ciudad se aprecia a un grupo de jóvenes con la consiguiente pregunta del visitante de que a qué hora trabajan o estudian.

Unos ministros con más espíritu didáctico que otros, nos están sobresaturando con tantos números, cifras y tablas que no pocos televidentes podrán terminar las extensas comparecencias con esos síntomas de mareo propios de los marineros ante la mar embravecida.

Marino Marullo, el máximo responsable por el Buró Político del partido comunista para poner en marcha tan ambicioso plan, ha sido muy potable en las explicaciones. Se le entiende y comprende a pesar de que no le faltan las críticas.

Subirán precios, salarios, pensiones y jubilaciones en un intento de apaciguar una inflación ya visible al tiempo que permanecerán intocables las subvenciones de alimentación en niños, embarazadas y enfermos, además de los medicamentos que reciben los pacientes crónicos, y los necesitados de otros servicios vinculados con la salud en ópticas y calzado ortopédico por citar solo dos.

Una revolución dentro de la revolución que precisa de buena gobernabilidad, mucho tino y credibilidad para el salto a mejores propósitos en un sistema político poco menos que inexistente en este convulso mundo. Alta la varilla a no dudar en un país donde tenemos al campeón mundial en esa disciplina.

Más información