La forma de comunicar ha cambiado, disparando el canal digital pero sin desplazar el canal físico. Al revés, seguramente se ha ensalzado más en estos tiempos en los que no hemos podido ver a nadie fuera de nuestro núcleo familiar. Y algo así sucede también con el marketing y publicidad de las empresas, reflejo de la sociedad.
La lucha por la digitalización ya ha llegado a su punto álgido, por lo que se prevé que ahora las empresas concentren por igual sus energías y estrategias, tanto en la parte online como en la parte física como un tándem perfecto.
Pero, ¿qué es lo que hay que tener en cuenta a la hora de establecer una estrategia de publicidad y promoción?
1. El cliente. No hay un plan universal. La empresa debe definir quién es su cliente potencial, qué necesidades tiene, qué aficiones y, sobre todo, dónde está.
2. La propuesta de valor. Una vez definido el cliente y sus necesidades, hay que identificar cuáles son las necesidades que va a satisfacer el producto o servicio y cómo se diferencia respecto a la competencia. En este sentido, la naturaleza del producto o servicio determinará el canal en el que se podrá promocionar.
3. Canal. ¿A través de qué método queremos promocionar nuestro producto? Los tradicionales son televisión, periódico o radios, pero también las vallas publicitarias. Internet ha traído también muchos otros.
4. Mensaje. ¿Qué se quiere transmitir? ¿Cómo vamos a vendernos? Aquí se debe identificar un mensaje principal y luego lograr adaptarlo a los diferentes canales usando también las herramientas que ofrecen.
5. Herramientas. Muchas veces se confunde el canal con las herramientas y es que la línea es muy fina. Banners, campañas en redes sociales, cuñas de radio o campañas de google adwords podrían ser algunas.
6. Relaciones públicas. La participación en ferias, eventos o congresos es una actividad de RRPP de gran valor y, sobre todo, muy directa, ya que no hay duda de que el cliente potencial se encuentra en el mismo lugar. Aquí los regalos de empresa suelen triunfar, sobre todo aquellos que son útiles u originales y, a menudo, consiguen lograr el objetivo de estar presente en la mente del cliente. Las bandoleras o mochilas personalizadas, los bolígrafos con logos o las libretas con los colores corporativos son un tipo de campaña de publicidad itinerante que nunca pasaron de moda.
7. Frecuencia, seguimiento y evaluación. Para poder saber si la estrategia es válida hay que testarla y, por tanto, acotarla en el tiempo y hacer una posterior evaluación. Antes de ello, por supuesto, han debido marcarse los objetivos de ventas o reputación que se quieren lograr con la campaña y han de ser realistas y alcanzables y perfectamente adaptados también al contexto temporal, por ejemplo, Navidad, verano, ¡pandemia!, vuelta al cole, etc.
