Del carácter de Fidel Castro

Cuba

Del carácter de Fidel Castro

Cala era un hombre con esa rara categoría de personaje. Muy cuentero y también muy mentiroso.

Fidel Castro

Amigos, adversarios y enemigos de Fidel Castro que alguna vez se vieron cara a cara con él, pudieran brindar testimonios de primera fila en cuanto a relatar el carácter del extinto líder.

A principios de los años 80 recibimos en nuestra redacción a un fotógrafo “desmovilizado” de las filas de la Seguridad Personal donde participaba como tal en los recorridos y encuentros del Comandante en Jefe.

Se llamaba Constantino Armesto Murgadas, alias Cala, de calandraca. Vivía en la más absoluta soledad y ya viejo, enfermo, algo cansado de la vida, se bebió unos rones y acabó con su vida al dispararse un tiro que penetró por el temporal derecho causándole la muerte en el hospital Calixto García.

Cala era un hombre con esa rara categoría de personaje. Muy cuentero y también muy mentiroso.

Lo que viene a continuación nos lo contó varias veces. Completamente cierto porque en su momento pudimos verificarlo con fuentes autorizadas.

Principios de la década del 60. Fidel pescaba a bordo de un yate y Cala hacía las fotos como candidato al ingreso a ese órgano del Ministerio del Interior. En un momento determinado se le acerca al Comandante, que sostenía la vara de pescar, y le dice:

-Con todo respeto, Comandante, ¿por qué usted usa dos relojes?

El otro, que aún no había podido capturar pez alguno, volteó la cabeza ye le respondió sin chistar:

-Porque me sale de los cojones…

El efecto fue neutralizante. Cala contaba que tal suceso sería negativo para su ingreso a la Seguridad Personal y no pudo menos que arrinconarse, convertirse en una miniatura humana y guardar las cámaras.

Fidel se percató de ello. Al rato, se aproximó al compungido y le interrogó:

-Fotógrafo, ¿te puedo hacer una pregunta?

-Todas las usted quiera, Comandante.

-¿Por qué ustedes los fotógrafos siempre andan con dos cámaras?

Narró Cala hasta el cansancio, que si rápido fue su jefe, él no se quedó atrás.

-¡Ah, Comandante…! ¿Usted ve? Yo no le puedo responder de la misma forma…

Sin duda alguna, tal riposta fue la que le dio luz verde para el ingreso.

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