La cervecera holandesa indicó que, en términos orgánicos, espera una caída del 16,4% de sus ingresos en la primera mitad de 2020 antes de elementos extraordinarios y amortizaciones (BEIA) como consecuencia de la bajada del 13,4% de los volúmenes comercializados y del 3,6% de la facturación neta (BEIA) por hectolitro.
Asimismo, Heineken calcula que su beneficio operativo semestral antes de elementos extraordinarios y amortizaciones caerá un 52,5% en términos orgánicos, mientras que el beneficio neto (BEIA) bajará un 75.8%.
"En la primera mitad de 2020, los mercados y negocios de Heineken se vieron significativamente afectados por la pandemia de Covid-19, con una volatilidad e incertidumbre sin precedentes", reconoció la compañía, señalando que, como se esperaba, el impacto de la crisis "se hizo más profundo en el segundo trimestre".
De este modo, después de tocar fondo en abril, el volumen comenzó a recuperarse gradualmente en junio a medida que se levantaron los bloqueos en todo el mundo y los clientes restauraron los inventarios agotados.