Al menos 37 personas han dado positivo por el nuevo coronavirus a raíz de la fiesta ilegal celebrada el pasado domingo en la localidad portuguesa de Lagos, en la región del Algarve, lo que ha llevado a las autoridades a examinar a posibles contactos para tratar de cortar la cadena de transmisión.
Decenas de personas habrían acudido a esta fiesta, organizada en un club deportivo. El pabellón municipal se ha convertido en un centro de análisis para realizar pruebas a medio millar de personas que pudieron estar en contacto con asistentes al evento del domingo, tanto de forma directa como indirecta, según RTP.
El presidente de la Orden de Médicos del Sur, Alexandre Valentim Lourenço, ha advertido en declaraciones al ‘Diário de Noticias’ de que el Algarve, uno de los principales atractivos turísticos de Portugal, no tiene capacidad para hacer frente a grandes brotes, por lo que ha abogado por endurecer las medidas.
La región ha sido una de las que menos casos de COVID-19 ha registrado –algo más de 400–, pero preocupa que pueda haber repuntes de cara al verano. «Si hay un brote de cien casos en Faro o Portimao, tendremos que cerrar el Algarve», ha señalado el médico.
MÁS DE 400 NUEVOS CASOS
El Ministerio de Salud luso ha actualizado este jueves el balance provisional de casos en todo el país con 417 contagios adicionales, la cifra más alta desde el 9 de junio. Tres de cada cuatro nuevos infectados corresponden a la región de Lisboa y Valle del Tajo, principal epicentro de la pandemia a día de hoy en Portugal.
La región lisboeta suma ya casi 16.000 de los 38.098 casos detectados en todo Portugal desde el inicio del brote, aunque aún sigue por detrás de la parte Norte, donde el virus se extendió principalmente en las primeras semanas y se han registrado más de 17.200 infectados.
Por otra parte, el Gobierno también ha confirmado una muerte más por COVID-19, hasta un total de 1.524, mientras que 416 personas están ingresadas en hospitales, 67 de ellas en cuidados intensivos.
