Ni test masivos ni confinamiento severo, ¿cómo ha superado Japón la crisis del Covid-19?

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Ni test masivos ni confinamiento severo, ¿cómo ha superado Japón la crisis del Covid-19?

Japón sale del estado de emergencia con una cifra de menos de mil muertos.

Japoneses protegiéndose del coronavirus

El Gobierno japonés anunció ayer el final del estado de emergencia en todo el país, incluyendo Tokio, después de que los casos de coronavirus Covid-19 se hayan reducido fuertemente en las últimas semanas. Y eso que el país asiático no ha aplicado ni test masivos, como en el caso de Corea del Sur, ni confinamientos severos, como en Europa, dejando perpleja a la comunidad científica sobre cuál ha sido la causa de su éxito.

Aunque se cerraron los colegios ya en febrero, no se impusieron restricciones a los movimientos, y los negocios desde restaurantes hasta peluquerías permanecieron abiertos. Tampoco se implementaron aplicaciones de alta tecnología que rastrearan los movimientos de las personas. El país ni siquiera tiene un centro para el control de enfermedades, señala Bloomberg en un reportaje, y apenas ha realizado test a un 0,2% de su población, una de las tasas más bajas entre los países desarrollados.

“Con solo mirar los números de muertes, se puede decir que Japón tuvo éxito”, señala al medio estadounidense Mikihito Tanaka, profesor de la Universidad de Waseda especializado en comunicación científica y miembro de un grupo de expertos de asesoramiento público sobre el virus. Tras un pico a principios de abril, los nuevos casos de coronavirus en Japón han caído por debajo de 50 por día y el país ha entrado y salido del estado de emergencia en apenas unas semanas. “Pero incluso los expertos no saben la razón”.

Una lista ampliamente compartida reúne hasta 43 posibles razones citadas en los informes de los medios, que van desde una cultura del uso de mascarillas y una tasa de obesidad muy baja, a ideas tan peregrinas como como que el idioma favorece que los hablantes emitan menos gotas de saliva.

Una de las razones más citadas es la respuesta de base temprana, gracias al papel de los rastreadores de las posibles infecciones y de los centros de salud pública, con 50.000 enfermeros con experiencia en esta labor. Así, Japón ha estado rastreando el movimiento de la enfermedad desde que se encontraron los primeros casos. “Muchas personas dicen que no tenemos Centros para el Control de Enfermedades en Japón”, añade la profesora Universidad de Ciencias de la Salud de Hokkaido Yoko Tsukamoto, “pero el centro de salud pública es una especie de CDC local”.

La respuesta temprana también se pudo ver favorecida por el caso del Diamond Princess, que dio datos al Gobierno de cómo se propagaba el virus. Asimismo, Japón fue criticado por una falta de liderazgo político, que al mismo tiempo permitió que fueran médicos y científicos los que tomasen las riendas de la situación.

A los expertos también se les atribuye la creación de un mensaje fácil de entender de evitar lo que se llama las ‘Tres C’ -espacios cerrados [closed], espacios llenos de gente [crowded] y lugares de contacto cercano [close-contact]- en lugar del distanciamiento social. “El distanciamiento social puede funcionar, pero en realidad no ayuda a continuar la vida social normal”, señala a Bloomberg Kazuto Suzuki, de la Universidad de Hokkaido. “Las ‘Tres C’ son un enfoque mucho más pragmático y muy efectivo, a la vez que tienen un efecto similar”.

Pero el éxito de Japón podría ser no solo mérito de las autoridades japonesas, sino responder a otros factores, como la posibilidad de que en el país se haya propagado una cepa del virus diferente y menos peligrosa que en occidente. De hecho no es solo Japón, en Taiwán o Vietnam el paso de la pandemia ha sido casi testimonial.

“No se puede decir que la respuesta de Japón haya sido sorprendente”, reflexiona Norio Sugaya, profesor de la Universidad de Keio en Tokio y miembro del panel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que asesora sobre la gripe pandémica. “Si nos fijamos en los otros países asiáticos, todos tenían una tasa de mortalidad que era aproximadamente 1/100 de los países occidentales”.

No obstante, aunque haya finalizado el estado de emergencia, la vida no volverá a la normalidad. Cuando los números de casos disminuyeron a principios de marzo, hubo un optimismo público de que lo peor había pasado, solo para que los casos volvieran a aumentar y desencadenaran la declaración de emergencia.

Además, permanece el riesgo de una segunda ola más letal en la población más envejecida del mundo. El país ha dado luz verde al remdesivir de Gilead Sciences y se espera que en breve permita el uso del Avigan, antiviral de Fujifilm Holdings aún no comprobado. Hay llamamientos para que el país use el tiempo que ha comprado para reforzarse.

“Tenemos que asumir que la segunda ola podría ser mucho peor que la primera ola y prepararnos para ella”, señala Yoshihito Niki, profesor de enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Showa. “Si la próxima explosión de casos es peor, el sistema médico se descompondrá”, concluye a Bloomberg.

Japón ha registrado hasta la fecha algo más de 17.200 casos de coronavirus y 853 fallecidos.

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