FRAVM advierte a la Administración de que la capacidad de resistencia de las redes vecinales es «limitada»

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FRAVM advierte a la Administración de que la capacidad de resistencia de las redes vecinales es «limitada»

Decenas de iniciativas solidarias vecinales están dando una respuesta a aquellas situaciones a las que no llega la Administración.

Viviendas

El presidente de la Federación Regional de Vecinos de Madrid (FRAVM), Quique Villalobos, ha advertido a la Administración de que la capacidad de resistencia de las redes vecinales que han aflorado en esta primavera ciudadana es «limitada», una vez que las colas de vecinos demandando productos de primera necesidad se han convertido en demasiado habituales en puntos de la ciudad como Aluche, Orcasitas, Orcasur, Villaverde o el Pozo del Tío Raimudo, entre muchos otros.

Decenas de iniciativas solidarias vecinales están dando una respuesta a aquellas situaciones a las que no llega la Administración y que la FRAVM recopila, para facilitar el contacto con ellas, a través de su página web, https://aavvmadrid.org/covid-19. «Al final es un clásico, cuando vienen mal dadas y las administraciones no están a la altura no nos queda otra que organizarnos y con nuestros medios hacerlo posible para salvar a la gente», ha señalado Villalobos a Europa Press.

El presidente de la FRAVM es consciente de la difícil situación a la que se enfrenta el Ayuntamiento para dar respuesta a todas las necesidades que ha provocado la crisis del coronavirus porque, «de la noche a la mañana, ha tenido que enviar a teletrabajar a la plantilla» y se dificulta una reacción rápida de la Administración, «que ya de por sí es muy lenta».

«El problema es que estamos en la novena semana de confinamiento y no hay visos de que en poco tiempo se vaya a solucionar pero la capacidad de resistencia de las redes vecinales es muy limitada, como avisamos al Ayuntamiento hace tres semanas», ha expuesto Villalobos, que ha puesto sobre la mesa que en este momento son muchas las personas que se están volcando y aportando su granito de arena como voluntarias en las redes vecinales.

Pero se pregunta qué pasará cuando, poco a poco, tengan que ir reincorporándose a los puestos de trabajo como antes de la Covid-19 se planteaban. «¿Quién sostendrá las redes? ¿Cuánto tiempo más se puede aguantar?», se ha preguntado Villalobos, que ha destacado que la respuesta por parte de las Juntas Municipales está siendo muy dispar, sumado a que las reuniones concertadas «no terminan de ser operativas».

AGILIZACIÓN DE PROCESOS Y CONTRATACIÓN DE TRABAJADORES SOCIALES

Con el área que capitanea Aniorte, la Federación mantiene un «contacto fluido». La FRAVM ha planteado a la concejalía que agilice los procesos administrativos, esto es, que se concedan las ayudas si se cumplen los requisitos y posteriormente se entregue toda la documentación necesaria y que se contraten a más trabajadores y trabajadoras sociales por procedimiento urgente.

Aunque los centros sociales del Ayuntamiento ya han reabierto, la situación real es que «no se llega a todo lo que hace falta». Villalobos es consciente de que el área de Familias, Igualdad y Bienestar Social está echando horas y que es seguro que el delegado del ramo, Pepe Aniorte, estará durmiendo escasas horas pero la ciudad «no está reaccionando con la fuerza que haría falta y está al albur de lo que ocurra».

Madrid es una ciudad en la que los bancos de alimentos no están dando abasto, «con un Consistorio que está recibiendo el triple de demandas de ayuda de gente que necesita que se le eche una mano porque poner un plato encima de la mesa es esencial» pero «es difícil de entender que el Ayuntamiento no tenga un sistema coordinado de alimentos» y que funcione en gran medida a través de las donaciones.

«Antes de pensar en cuánto le pueden hacer una exención a clubes de fútbol hay que ver cuántos millones de euros hay que poner encima de la mesa para alimentar» a todos los que lo necesitan, ha argumentado el presidente de la FRAVM.

«¿ESTOS ERAN LOS CHIRINGUITOS? PUES BENDITOS CHIRINGUITOS»

Los «chiringuitos» se convirtieron en una de las críticas, pre-Covid-19, de grupos políticos como Vox, en un intento de demonizar el movimiento vecinal organizado, han recordado desde la Federación, entidad que sufrió en primera persona los ataques del grupo liderado por Javier Ortega Smith.

Quique Villalobos tiene claro que quienes lanzaron esos ataques «no van a cambiar de opinión» porque eran «infundados, sólo tenían intención de hacer daño, querían quitarse a organizaciones porque eran molestas para sus intereses». Otra cosa distinta es la capacidad de penetración de estos mensajes en la sociedad madrileña.

«¿Estos eran los chiringuitos? Pues benditos chiringuitos», le trasladan a Villalobos tras los ataques sufridos contra la sociedad civil organizada. Aplaude la generosidad de comercios de barrio, como mercerías con tela sobrante para confeccionar mascarillas o bares cerrados que cocinan menús para quienes necesiten comer caliente y no tienen recursos, en definitiva, de «la gente volcada con la gente y con la gente que se organiza».

«Esta ciudad, si prescinde del movimiento vecinal, asociativo, y elimina las subvenciones consigue una ciudad sin estructura social, que no es comunitaria cuando es la que está cuando la Administración no llega en momentos de emergencia», ha expuesto.

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