Antonio Muñoz Molina: la globalización «tiene mucha más fragilidad de lo que parece»

Antonio Muñoz Molina: la globalización «tiene mucha más fragilidad de lo que parece»

"Contar en presente lo que está ocurriendo es una ventaja, porque después todo estará tergiversado por el recuerdo".

Antonio Muñoz Molina

El escritor español Antonio Muñoz Molina cree que si algo demuestra la crisis del coronavirus es la fragilidad de la globalización, aunque prefiere evitar el tremendismo y sostiene que «las libertades no están amenazadas en Europa occidental».

En una conversación telefónica con AFP, el autor de «El jinete polaco» o «El invierno en Lisboa» cuenta que aprovecha los paseos con su perrita para observar el día a día en Madrid, y tomar notas.

«Contar en presente lo que está ocurriendo es una ventaja, porque después todo estará tergiversado por el recuerdo», advierte.

Asegura que una de las cosas que le sorprende es «el vigor del mundo natural» en una ciudad extrañamente vaciada y silenciosa.

«La hierba crece en cualquier grieta, hasta del asfalto»; el parque del Retiro, visto de fuera, «es como una selva», y tras el aplauso vespertino al personal sanitario, «hay muchísimos vencejos en el aire», comenta.

Muñoz Molina enumera los grandes debates que le interesan -la sostenibilidad del modelo económico, el cambio climático, la desigualdad, la precariedad juvenil- y cree que ahora «van a volver de manera mucho más perentoria».

Uno de esos grandes temas es el uso por parte de los gobiernos de la tecnología, y en particular la localización de los teléfonos móviles, para controlar los movimientos de población y verificar el cumplimiento del confinamiento.

Una práctica que suscita interrogantes sobre las libertades, y ante la que Muñoz Molina aboga por evitar el alarmismo fácil.

«Las libertades no están amenazadas en Europa occidental; están amenazadas donde lo estaban antes, en Hungría o en Polonia, o no existen en China. Pero decir que en España estamos viviendo una especie de rebrote autoritario [como sostiene parte de la oposición conservadora] me parece muy interesado políticamente, me parece cínico y embustero».

«Una sociedad democrática está capacitada tecnológicamente y políticamente para utilizar lo beneficioso de eso sin necesidad de invadir ni de vigilar la intimidad de las personas», confía el académico de la RAE y articulista de El País.

En cualquier caso, lo que sí evidencia esta crisis es que «tiene mucha más fragilidad de lo que parece» el actual modelo de mundo globalizado, que permite la circulación de mercancías y capitales pero le pone el «máximo número de fronteras a la gente».

Salir de la autoficción

El también autor de «Plenilunio», «Sefarad» o «Beltenebros», que en enero cumplió 64 años, no se atreve a pronosticar si de esta crisis saldrá un mundo de naciones replegadas o por el contrario más solidario, porque «las cosas son tan volátiles que pueden ir en una dirección o en otra».

No obstante, «claro que está la tentación de la xenofobia y del nacionalismo», porque «se basa en la búsqueda de chivos expiatorios», dice citando la actitud con China del presidente norteamericano Donald Trump, o la de algunas figuras del separatismo catalán que dijeron que en una Cataluña independiente de España habría habido menos muertos.

El ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2013 se muestra preocupado también por la tremenda crisis en la industria del libro, sobrevenida por el cierre de las librerías.

Y por lo que dice, no se hace muchas ilusiones con unos poderes públicos regularmente acusados de negligencia en la promoción de la cultura.

«Hay una cosa en la que están de acuerdo la izquierda y la derecha» en España: «el desprecio por la educación, el conocimiento y la cultura».

Volviendo al quehacer del escritor, reflexiona sobre las «diversas maneras en que la literatura refleja las cosas».

En septiembre de 2001 vivió en Nueva York la caída de las Torres Gemelas y recuerda cómo entonces escribió artículos, y luego ensayos. «Al cabo de casi 20 años, en mi última novela, ‘Tus pasos en la escalera’, esa experiencia ya se ha convertido en ficción para mí».

Vaticina Muñoz Molina que esta crisis puede tener una virtud, y es que «la sacudida de lo real es tan fuerte que tiende a sacarte de la tendencia al ensimismamiento», el mismo que ha encontrado su corolario en la reciente moda de la autoficción.

«Esto te espabila», afirma.

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