Una decena de países, incluidos Venezuela, Rusia o Irán, piden a la ONU que se retiren las «genocidas» sanciones

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Una decena de países, incluidos Venezuela, Rusia o Irán, piden a la ONU que se retiren las «genocidas» sanciones

Una decena de países, entre ellos Venezuela, Rusia e Irán, piden a la ONU la retirada de unas sanciones que, además de "ilegales", consideran "genocidas" por las "nefastas" consecuencias que tienen en la lucha contra el coronavirus.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con una mascarilla por el coronavirus

Una decena de países, entre ellos Venezuela, Rusia e Irán, han pedido por carta a la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, que fortalezca sus gestiones a favor de la retirada de unas sanciones que, además de «ilegales», consideran «genocidas» por las «nefastas» consecuencias que tienen en la lucha contra el coronavirus.

Le pedimos (…) que incluya en la actual respuesta prioritaria a la epidemia de Covid-19 de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos la necesidad de levantar las medidas coercitivas unilaterales, ya que estas medidas afectan los derechos humanos fundamentales», han dicho Camboya, China, Cuba, Corea del Norte, Irán, Nicaragua, Rusia, Siria, Venezuela y Zimbabue en una carta fechada el 21 de abril en Ginebra que está dirigida a Bachelet.

Los firmantes han insistido en que las «medidas coercitivas unilaterales, incluidas las que se aplican en forma de sanciones económicas y financieras», constituyen «una violación flagrante del Derecho Internacional y de la Carta de Naciones Unidas», apuntando además a su «naturaleza inmoral e inhumana» porque funcionan «a expensas de los Derechos Humanos», especialmente del derecho al desarrollo.

Han advertido también de que «los efectos de las medidas coercitivas unilaterales se han exacerbado aún más recientemente, ya que el mortífero brote de Covid-19 está causando estragos en todo el mundo», afirmando incluso que en este contexto «se están volviendo genocidas» porque «amenazan excesivamente la salud pública mundial».

A este respecto, han denunciado que «las restricciones financieras y bancarias, así como las amplias sanciones secundarias impuestas a diferentes sectores económicos de los países afectados, han privado a esas naciones de sus propios recursos financieros, por una parte, y les han impedido importar productos básicos que salvan vidas, como suministros y equipos médicos, por otra».

Igualmente, han sostenido, «están socavando gravemente la cooperación internacional para frenar la pandemia y tratar a los pacientes», porque «también han afectado negativamente a los esfuerzos de las organizaciones internacionales pertinentes para ayudar a estos países a responder al brote, en particular, a la adquisición oportuna de suministros y equipo médico».

Pese a ello, han defendido que «han tomado medidas proactivas y urgentes, incluyendo todos los preparativos preventivos posibles, para proteger eficazmente a sus pueblos contra el contagio y tratar a los infectados». «El objetivo final ha sido, todo el tiempo, salvar vidas, salvaguardar el derecho a la vida de nuestros pueblos y su derecho a disfrutar del mayor nivel posible de salud física y mental», han declarado.

Los diez países han subrayado que «ningún país por sí solo puede responder a la epidemia y que la labor colectiva es la única forma de detener esta epidemia y proteger a la población de todo el mundo», de modo que «la solidaridad y la cooperación entre todos los estados son esenciales para responder a la pandemia de CovidD-19».

«Confiamos en que usted, Alta Comisionada, concederá la atención que merece a nuestro llamamiento para que se adopten medidas urgentes en apoyo a la solidaridad humana mundial, a fin de eliminar las medidas coercitivas unilaterales como paso esencial para impulsar una campaña concertada de lucha contra la pandemia», han concluido.

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