EEUU Vs Europa: ¿Cómo afecta la crisis del coronavirus a los mercados laborales?

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EEUU Vs Europa: ¿Cómo afecta la crisis del coronavirus a los mercados laborales?

Los países europeos en su mayoría han adoptado esquemas similares a los ERTE españoles para evitar los despidos.

Angela Merkel y Donald Trump

Las medidas de confinamiento a raíz de la pandemia de coronavirus han impactado con fuerza en los mercados laborales de todo el mundo, mandando a su casa a un número de trabajadores nunca visto. Pero no todos los países han afrontado este problema de igual modo. Muy llamativas son, por ejemplo, las diferencias entre EEUU y Europa: mientras en el Viejo Continente los Estados han apostado por paliar la destrucción de empleo a través de mecanismos como los ERTE, en EEUU los despidos se han disparado, aunque los expertos esperan que se recuperen más rápido.

“EEUU sigue aplicando los principios del libre mercado, incluso para los trabajadores”, señalan los analistas de DWS, la gestora de Deutsche Bank, en un informe que pone de relieve las diferencias de enfoque respecto a Europa.

En las últimas semanas, los datos del mercado laboral estadounidense “han ido de mal en peor”, señalan los expertos. En el plazo de tres semanas, más de 15 millones de estadounidenses han solicitado prestaciones por desempleo, a pesar de las diversas medidas de ayuda puestas en marcha. Teniendo en cuenta la cifra estimada de población activa, la tasa de desempleo podría aumentar hasta el 13%, según Christian Scherrmann, economista para EEUU en DWS.

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Mientras tanto, en Europa, se han disparado las solicitudes de subsidio por desempleo parcial. Hasta el 13 de abril, solo en Alemania 725.000 empresas habían solicitado acogerse a un programa de reducción de jornada subvencionado por el gobierno, el denominado ‘Kurzarbeit’. “Es probable que la mayoría pertenezcan al sector servicios, que se ha visto particularmente afectado por la caída de la demanda”, señala DWS, si bien “cada vez son más las empresas de ingeniería mecánica y de instalaciones” que se acogen a esta medida.

“Solo en los sectores metalúrgico y eléctrico, se estima que 2,2 millones de empleados participan en un programa de este tipo. Por comparar, durante la crisis financiera ‘solo’ 1,4 millones de trabajadores recibieron un subsidio por desempleo parcial. Estos programas ayudaron a evitar los despidos durante la recesión posterior, al reducir las horas de trabajo, y el gobierno compensó parte del salario que dejaron de percibir los empleados”.

El ‘Kurzarbeit’ es similar a un ERTE de reducción de jornada en el que el Estado paga temporalmente hasta dos tercios del salario para impedir los despidos. Como mínimo la empresa debe solicitar un 10% de reducción de jornada para al menos un 30% de la plantilla, pero puede llegar a pedir un reducción del 100%. La empresa debe seguir pagando al trabajador con jornada reducida la parte proporcional de su sueldo. La Seguridad Social aporta hasta un máximo del 67% de la diferencia entre el salario original y el reducido. Si la reducción es del 100%, los trabajadores cobran exclusivamente del Estado (a través de la empresa) dos tercios de su sueldo y tienen garantizada la vuelta a su puesto de trabajo tan pronto como la situación vuelva a la normalidad.

Aunque Alemania fue pionera en esta medida, “ya no es solo un fenómeno alemán”, sino que han surgido programas similares en otros países, señalan los expertos de Deutsche. En Francia, por ejemplo, las reducciones de jornada (‘chomage partiel’) han alcanzado “dimensiones inimaginables” y ya afectan a 6,3 millones de trabajadores, es decir, a más de una quinta parte de los empleados franceses. “También se espera un aumento considerable en Italia y España, muy superior a los niveles alcanzados durante la crisis financiera”, apunta DWS. Esta misma semana, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, cifró en cuatro millones los trabajadores que se habían acogido hasta el momento a un ERTE.

Los expertos de DWS destacan no obstante que la experiencia de la crisis financiera puede servir de baremo para anticipar cómo responderá el mercado en los siguientes meses. “Tras la quiebra de Lehman, las reducciones de jornada contribuyeron a frenar el aumento del desempleo, sobre todo en Alemania”. “En EEUU, por el contrario, el desempleo se disparó pero se crearon nuevos puestos de trabajo más rápidamente durante la recuperación”.

“La reducción de jornada resulta útil para mitigar los efectos temporales de una crisis, especialmente dada la escasez de trabajadores cualificados en Alemania”, explica Ulrike Kastens, economista en DWS. “Sin embargo, podría ser difícil aplicar este modelo en otros países europeos. Muchos de los empleos del sector servicios en particular son más sencillos y a menudo están sujetos a contratos temporales. Tarde o temprano, es probable que Europa también acabe sufriendo su correspondiente cuota de despidos”, advierten los expertos del banco alemán.

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