Greenpeace exige cambios profundos porque las concentraciones de CO2 siguen subiendo pese al confinamiento

Greenpeace exige cambios profundos porque las concentraciones de CO2 siguen subiendo pese al confinamiento

Greenpeace ha pedido aprovechar la crisis sanitaria como una "oportunidad" para afrontar la reconstrucción socioeconómica con actividades económicas que contribuyan a no superar el aumento de 1,5ºC en la temperatura global.

Vista de París en plena pandemia de coronavirus

Greenpeace ha pedido aprovechar la crisis sanitaria como una «oportunidad» para afrontar «al mismo tiempo» la reconstrucción socioeconómica con actividades económicas que contribuyan a no superar el aumento de 1,5ºC en la temperatura global, porque, de momento, el confinamiento para frenar la expansión del coronavirus a nivel global no ha reducido las emisiones de CO2 a la atmósfera, sino que siguen aumentando.

«La crisis sanitaria es ahora una prioridad, pero no podemos olvidar la otra gran emergencia: el cambio climático. Ahora se abre una gran oportunidad para afrontar ambas cuestiones al mismo tiempo: la reconstrucción socioeconómica del planeta debe asentarse en actividades e inversiones económicas que, además, contribuyan a no superar 1,5 ºC la temperatura global», ha manifestado la responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, Tatiana Nuño.

En la actualidad, las concentraciones de CO2 en la atmósfera siguen creciendo a pesar de las medidas para frenar la crisis sanitaria. Para Greenpeace, la reducción «puntual» de las emisiones de CO2 «no es un alivio para la crisis climática», puesto que la concentración de este gas en la atmósfera sigue creciendo.

Así, alerta de que aunque en algunos sectores como el transporte o la electricidad las emisiones de CO2 están bajando por las medidas adoptadas contra la crisis sanitaria, la concentración de CO2 sigue aumentando.

La Administración Nacional Ocenánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ha afirmado que la concentración de CO2 que se acumula en la atmósfera no ha dejado de crecer desde que empezaron los registros en 1958: la media entre enero y marzo de este año ha alcanzado las 413,89 partes por millón (ppm), frente a las 411,6 ppm del mismo periodo de 2019. Todo ello a pesar de que en China, el mayor emisor de CO2 del mundo y el primero en sufrir las consecuencias de la crisis sanitaria, se estima que las emisiones en febrero se redujeron en torno a un 25 por ciento.

De cara a los próximos meses, Greenpeace estima que Alemania podría emitir entre 50 y 120 millones de toneladas menos de CO2 este año por la enorme bajada en la demanda de electricidad; en la ciudad de Nueva York se estima una caída del 5-10 por ciento de las emisiones de CO2 y una caída sólida en el metano y, en España la reducción del transporte por carretera se ha estabilizado en el 70 por ciento, tanto en ámbito interurbano como metropolitano, mientras que el número de vuelos con origen o destino en España ha caído más de un 90 por ciento.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha confirmado que la demanda de petróleo este año ha caído por primera vez desde 2009, unos 90.000 barriles de petróleo/día respecto a 2019, por la profunda contracción del consumo de petróleo en China y a las importantes perturbaciones en los viajes y el comercio mundiales.

Los datos más recientes indican que la demanda de petróleo se ha hundido un 25 por ciento, que equivale a casi lo que produce toda la OPEP o como si toda Norteamérica (EEUU, Canadá y Méjico) dejasen de pronto de consumir petróleo de golpe.

Sin embargo, para Greenpeace estas reducciones de emisiones son «puntuales» y no van a paliar la crisis climática, pero sí deberían servir para iniciar los cambios profundos necesarios para reducir las emisiones a cero.

«El mundo lleva más de 200 años aumentando las emisiones de CO2 a la atmósfera por una economía basada en los combustibles fósiles. Ahora es el momento de reconvertir nuestro modelo industrial», ha señalado Nuño, que pide «no repetir los errores de crisis económicas pasadas».

Nuño destaca también que la crisis por el coronavirus ha irrumpido en un momento de emergencia climática donde millones de personas se han sumado al movimiento de los jóvenes en defensa del planeta.

Por ello, durante la recuperación insta a los Gobiernos a abandonar las subvenciones a los combustibles fósiles y que cualquier actividad de rescate garantice la sostenibilidad, se centre en las personas y se con condicione a los criterios sociales y ambientales.

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