El día a día de la lucha en los hospitales contra el virus: “Cada turno es una supervivencia”

Coronavirus

El día a día de la lucha en los hospitales contra el virus: “Cada turno es una supervivencia”

“La pregunta ya no es si nos contagiaremos o no, sino cuándo”, afirman algunas enfermeras en Madrid.

Una enfermera atiende a una paciente

“Esto es como una guerra”. Los profesionales de la sanidad representan la primera línea en la batalla contra el coronavirus, a la que acuden sin medios para protegerse. Las quejas de estos trabajadores ante la falta de mascarillas, guantes y batas que de verdad actúen de pantalla frente al Covid-19 es constante. Las consecuencias en forma de contagios ya se están haciendo notar y eso que, según dejó claro el Gobierno este sábado, lo peor de esta crisis sanitaria en los hospitales está aún por llegar.

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha advertido de que la saturación de las UCIs se producirá “como pronto a finales de la semana que viene o a principios de la siguiente”. Una saturación que viven desde hace semanas muchos centros hospitalarios de la Comunidad de Madrid.

Hospitales como el de Leganés o Getafe se encuentran al límite. También sus trabajadores, que se ven sobrepasados. La soledad, el sufrimiento y la impotencia marcan el día a día de estos profesionales de la sanidad. Da igual el puesto, la antigüedad o la edad. Esta crisis hace mella a todos por igual. “Es horroroso, horroroso”, afirma una enfermera a ELBOLETIN. Y esto se deja notar también en sus familias. Tras largos y duros turnos vuelven a casa, como cualquier otra persona, pero en su caso tratando de olvidar lo vivido. Lejos quedan los abrazos y besos nada más cruzar la puerta, ya que primero hay que cumplir con el habitual ritual de limpieza.

Y es que el miedo se ha incrementado a la vez que han aumentado los casos. La falta de equipos de protección hace que muchos sanitarios se enfrenten a ‘pecho descubierto’ al coronavirus. “Nos falta material, mucho material, hay compañeras a las que les están obligando a trabajar con mascarillas quirúrgicas que no sirven para nada, ya que no hay suficientes equipos para todos”, relata esta enfermera. Una situación que ha llevado a algunos sanitarios a decir ‘basta’. Se han plantado y se han ido a su casa.

Otra trabajadora del Hospital de Getafe relata que los EPIs (Equipos de Protección Individual) brillan por su ausencia en muchas de las plantas. No hay monos, por ejemplo. Algo que sí que tienen en otros servicios, como el de Urgencias, denuncia esta enfermera. Y eso que el coronavirus no diferencia entre servicios. Los contagiados aparecen en todas las plantas. El problema son los medios con los que cada sanitario se enfrenta a ellos. De ahí que algunos se planten. No porque no quieran trabajar, sino porque quieren hacerlo con la suficiente seguridad para no infectarse. Una actitud que ha derivado ya en amenazas de expedientes por parte de algunos supervisores. Reprimendas que no importan a los afectados, que insisten en contar con material que sí sirva de escudo.

“Cada turno es una supervivencia”, relata otra enfermera del mencionado centro, donde ya han empezado a instalar una tercera cama en las habitaciones ante la creciente demanda.

Este panorama se repite en la mayoría de los hospitales de la Comunidad. Entre ellos, en el Ramón y Cajal, donde el personal propio se mezcla con los trabajadores enviados desde centros de especialidades, como ocurre en otros centros hospitalarios de la región. Toda ayuda es poca ante plantas y plantas saturadas de infectados por el Covid-19. Hombro con hombro hacen frente como pueden a este virus. También con escasez de medios para todos. “La pregunta ya no es si nos contagiaremos o no, sino cuándo”, reconoce una enfermera de este centro.

Esta saturación y falta de equipos se vive también los centros privados, que no son ajenos a esta crisis. Sus profesionales tiran, al igual que muchos otros, del ingenio y buscan diferentes fórmulas para solventar esta escasez. Con el uso de tijeras y bolsas de basura confeccionan improvisadas batas en los escasos descansos que tienen. Los pacientes se acumulan en sus habitaciones, pero incluso algunos de los trabajadores de centros especializados en el tratamiento del cáncer van a tener que poner rumbo a hospitales públicos, donde aportarán su granito de arena en esta “guerra” que mantienen con el coronavirus.

Más información