El feminismo de Wagner triunfa en el Teatro Real con ‘La valquiria’

Ópera

El feminismo de Wagner triunfa en el Teatro Real con ‘La valquiria’

Richard Wagner dedicó 25 años a plasmar su tetralogía -cuatro óperas y casi 16 horas de música escénica-.

La Valquiria

La valquiria‘, segundo montaje de la tetralogía del ‘Anillo del Nibelungo’, de Richard Wagner, ha recibido este miércoles 13 de febrero en su estreno en el Teatro Real el aplauso unánime del público tanto para la propuesta musical de Pablo Heras-Casado como para el reparto. Prácticamente un año después del estreno de ‘El oro Rin’ –la ópera prólogo de la tetralogía, que el coliseo madrileño se ha propuesto representar durante cuatro temporadas sucesivas–, el Real ha ofrecido una cálida acogida a esta producción, que ha levantado a muchos espectadores de sus asientos entre gritos de ‘bravo’ al terminar.

El director de escena, Robert Carsen –que no ha estado presente en el saludo final del equipo– ha vuelto a apostar por una versión ambientada en la actualidad, con escenarios fijos en el que destacaban algunos detalles –el fuego inicial, con la nieve de fondo, o la estancia de las montañas, con una disposición del espacio con reminiscencias a la Alemania nazi –.

A lo largo de la obra ha predominado un fondo sombrío y oscuro que ha acompañado a los cantantes a lo largo de sus escenas, en las que se desplazaban por el escenario para aportar mayor movilidad.

La cita operística tenía un reto: subir a escena un montaje de más de cinco horas de duración que plasmase en el escenario la visión «ecologista» de un autor «adelantado a su tiempo» –la pieza se estrenó en Múnich el 26 de junio de 1870–, en palabras del propio Carsen, con una dramaturgia que se desarrolla en el presente.

Sin embargo, en la obra no han dejado de ganar protagonismo las reivindicaciones feministas a medida que se avanzaba, en especial a través de los personajes de Sieglinde –vestida de uniforme militar, rebelándose ante un marido que recuerda que ‘con armas se defiende un hombre’– o Brünnhilde, la valquiria que decide contradecir la decisión de su padre de facilitar la muerte de Siegmund.

‘La valquiria’ de Wagner presenta a unos seres humanos que se comportan «como si fueran los dioses de la Tierra», olvidando que, en su desaparición, «la madre naturaleza seguirá ahí». El compositor siempre se mostró preocupado por las guerras y las luchas, por lo que en esta ocasión el escenógrafo Patrick Kinmonth ha optado por un lenguaje cinematográfico más que uno teatral.

Precisamente por eso ha sorprendido con un arranque en el que la nieve incesante cae sobre un grupo de hombres armados, acompañados de perros, en un escenario lleno de cajas y bidones –si la nieve abre la propuesta, será un intenso fuego el que la cierre–.

Frente a este escenario de fuerte carga militar, en el que las armas no dejan de estar presentes, en el segundo acto Carsen traslada la acción a una estancia donde el fuego –clave desde principio a fin de la obra– de nuevo no deja de crepitar en la chimenea y un espacio abierto –con una arquitectura que recuerda a la Alemania del Tercer Reich– acoge una conversación que cambiará el destino del héroe.

Será en el tercer acto cuando una puesta en escena espectacular, con las valquirias bailando entre los muertos –a ritmo de ‘La cabalgata’ que tanto ayudó a popularizar la película de Francis Ford Coppola, ‘Apocalypse now’– sirva para cerrar una tragedia en las que las mujeres luchan por cambiar su destino.

Todo el reparto ha sido ovacionado por el público, pero Stuart Skelton en el papel de Siegmund ha sido el más aclamado. Junto con él, sobre las tablas estaban René Pape (Hunding, el enemigo de Siegmund), Tomasz Konieczny (el dios Wotan), Adrianne Pieczonka (Sieglinde, hermana y amante de Siegmund), Ricarda Merbeth (Brünnhilde, hija de Wotan), Daniela Sindram (Fricka, esposa de Wotan y diosa del amor conyugal), Julie Davies (Gerhilde) o Samantha Crawford (Ortlinde) o Sandra Ferrández (Waltraute).

Richard Wagner dedicó 25 años a plasmar su tetralogía –cuatro óperas y casi 16 horas de música escénica–, de la que escribió el libreto, compuso la partitura e hizo erigir un teatro en Bayreuth. La tetralogía, estructurada como los antiguos dramas griegos y basada en la mitología germánica, se plantea por segunda vez en el Teatro Real desde su reinauguración.

‘La valquiria’, patrocinada por la Fundación BBVA, ha vuelto a contar con la dirección musical de Heras-Casado, quien antes de afrontar este nuevo reto reconocía que se trataba de una «partitura compleja a todos los niveles». En sus palabras, Wagner era «radical y revolucionario» y «jamás se rindió hasta conseguir lo que quería».

Como actividad paralela a ‘La valquiria’, se proyectarán en la sala principal del Teatro Real las dos películas de Fritz Lang (1890-1976) que conforman ‘Los nibelungos’: ‘La muerte de Siegfried’ (21 de marzo) y ‘La venganza de Krimilda’ (28 de marzo). Los filmes, con guion Thea von Harbou (1888-1954), esposa del director, están inspirados en el poema épico medieval ‘El cantar de los cantares’, una de las fuentes primordiales de Richard Wagner en su Tetralogía.

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