Los principales puntos del ‘acuerdo del siglo’ de Trump para solucionar el conflicto palestino-israelí

Israel-Palentina

Los principales puntos del ‘acuerdo del siglo’ de Trump para solucionar el conflicto palestino-israelí

Jerusalén, el Estado de Palestina, fronteras, asentamientos, refugiados y seguridad.

El presidente de EEUU, Donald Trump, y el primer ministro isarelí, Benjamin Netanyahu

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desvelado este martes los puntos de su propuesta para solucionar el conflicto palestino-israelí, conocida como el ‘acuerdo del siglo’, en presencia del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y ante el rechazo palestino. Estos son los principales puntos de la propuesta de Trump en lo relativo a los principales puntos de conflicto entre ambas partes: Jerusalén, el Estado de Palestina, fronteras, asentamientos, refugiados y seguridad.

JERUSALÉN: La propuesta contempla Jerusalén como capital «indivisible» de Israel y agrega que la capital del Estado de Palestina debe estar en la sección de Jerusalén Este localizada en áreas al este y el norte de la barrera de seguridad existente en la actualidad, que no sigue la frontera municipal y separa varios barrios de Jerusalén Este del resto de la ciudad.

Entre estas zonas cita Kafr Aqab, la zona oriental de Shuafat y Abú Dis, al tiempo que agrega que «podrían ser llamadas Al Quds (nombre de Jerusalén en árabe) o cualquier otro nombre determinado por el Estado de Palestina».

Asimismo, refleja que los «residentes árabes de la capital de Israel, Jerusalén, entre las líneas de armisticio de 1949 y dentro de la barrera de seguridad» puedan elegir entre ser ciudadanos de Israel, de Palestina o retener el estatus de residente permanente en Israel.

El ‘acuerdo del siglo’ señala que Jerusalén debe ser reconocida internacionalmente como capital de Israel, lo que sería igualmente aplicable para Al Quds, según los términos especificados previamente, como capital de Palestina, donde Washington abriría una Embajada.

FRONTERAS: La delimitación de las fronteras evitaría el traslado forzoso de población, responde a las «necesidades de seguridad» de Israel y garantiza una «expansión territorial» a los palestinos a través de territorios en el desierto del Negev que supondrían un territorio «comparable en tamaño» al que controlaban antes de 1967.

Cerca del 97 por ciento de los israelíes en asentamientos en Cisjordania quedarían en territorio israelí adyacente, cifra similar para los palestinos en Cisjordania que quedarían en territorio palestino.

La población palestina en enclaves del Estado palestino dentro de territorio israelí tendrían opción de quedarse, a menos que decidan lo contrario. Los enclaves y rutas de acceso quedarían en manos de las autoridades israelíes.

La población israelí en enclaves israelíes en territorio palestino podrían quedarse, a menos que elijan lo contrario, y mantener la ciudadanía. Los enclaves y rutas de acceso quedarían también en manos de las autoridades israelíes.

Israel se haría además con la soberanía del valle del Jordán, con el compromiso de negociar con el Gobierno palestino un acuerdo para que las empresas agrícolas propiedad o controladas por palestinos puedan seguir operando con licencias de Israel.

El sistema de cruces fronterizos contempla que todas las personas y bienes que pasen por ellos hacia el Estado de Palestina serán supervisados por Israel, que podrá autorizar o denegar el acceso.

Israel sería responsable de la seguridad en los cruces internacionales y, en el caso de Rafá, en la frontera con Egipto, se abordarían acuerdos específicos con El Cairo.

Además, Israel mantendría el control del espacio aéreo y el espectro electromagnético al oeste del río Jordán, mientras que la Armada israelí podría bloquear la entrega de «armas y materiales para la fabricación de materiales en el Estado de Palestina, incluida Gaza». Israel mantendría así la soberanía de las aguas territoriales.

ASENTAMIENTOS: Los asentamientos existentes en Cisjordania serían incorporados al Estado de Israel, que se comprometería a no construir nuevos asentamientos, expandir los existentes o aprobar planes para construcción en las zonas que serán parte del Estado de Palestino.

Israel no procederá a demoler estructuras existentes, una moratoria que no incluye «construcciones ilegales» ni aquellas que «supongan un riesgo de seguridad, según determine el Estado de Israel», o demoliciones de castigo por actos de terrorismo.

REFUGIADOS: El acuerdo resalta que los países de la región tienen la «responsabilidad moral de integrar» a los refugiados palestinos y niega que Israel tenga que permitir su regreso a los territorios de los que fueron expulsados.

En este sentido, indica que el derecho al retorno de los refugiados «nunca ha sido realista» y agrega que «los refugiados judíos que huyeron de países árabes y musulmanes» se asentaron en Israel. «Israel merece compensaciones por los costes de absorber a refugiados judíos de esos países», arguye.

Los refugiados palestinos podrían elegir entre trasladarse al Estado de Palestina, con limitaciones; integrarse en los países de acogida, según éstos acepten; o acogerse a un plan para el traslado de 5.000 refugiados al año, durante diez años, a países de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) que participen en el mismo. Su traslado a Palestina estaría limitado a acuerdos de seguridad entre ambas partes y tener en cuenta factores como la economía.

Tras la firma del acuerdo de paz dejaría de existir el estatus de refugiado palestino y se pondría fin al mandato de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), con sus competencias trasladadas a los gobiernos competentes.

SEGURIDAD: El acuerdo resalta que las partes deben poder hacer frente a los «desafíos de seguridad» y contempla una «coordinación cercana» entre Israel, Palestina, Jordania y Egipto, si bien recalca que el Estado palestino debe estar totalmente desmilitarizado.

De esta forma, resalta que «todo país gasta una suma muy significativa de dinero en su defensa de las amenazas exteriores» y destaca que «Palestina no tendría esta carga, que sería asumida por el Estado de Israel».

A su vez, Israel mantendría una «responsabilidad de seguridad predominante» del Estado de Palestina, con las fuerzas palestinas encargadas únicamente de la seguridad interna, de la lucha antiterrorista, seguridad fronteriza y respuesta a desastres, siempre y cuando no viole su estatus desmilitarizado ni derogue la «responsabilidad de seguridad» de Israel.

La propuesta indica que Israel mantendría «al menos una estación de alerta previa» en el Estado de Palestina, gestionada por las fuerzas de seguridad israelí y con acceso «ininterrumpido» a las autoridades israelíes, mientras que Israel podrá emplear drones y otro equipamiento «para propósitos de seguridad».

Palestina no podría alcanzar acuerdos militares, de Inteligencia o seguridad con ningún Estado u organización que «afecte de forma adversa la seguridad de Israel» ni podrá desarrollar capacidades «militares o paramilitares» dentro o fuera de su territorio.

Tampoco podría unirse a organizaciones internacionales sin el consentimiento de Israel y debería retirar sus demandas contra Israel, Estados Unidos y los ciudadanos de estos países ante el TPI, la CIJ o cualquier otro tribunal, así como no recurrir a Interpol contra ellos.

Así, Palestina no podría tener «capacidades que puedan amenazar al Estado de Israel», mientras que Israel tendría derecho a «desmantelar o destruir» instalaciones sutilizadas para producir armas o con «propósitos hostiles», así como para adoptar medidas de seguridad para mantener Palestina «desmilitarizada».

HAMÁS: El acuerdo señala que Estados Unidos «no espera que Israel negocie con ningún Gobierno palestino que incluya a miembros de Hamás, Yihad Islámica y grupos asociados», a menos que acepten de forma clara y explícita la no violencia y reconozcan al Estado de Israel.

Asimismo, Israel se vería comprometido con el acuerdo de paz «únicamente» si la Autoridad Palestina u otro organismo aceptable para Israel tiene control total de Gaza, las milicias se han desarmado y la Franja de Gaza está desmilitarizada.

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