La crisis alimentaria en el sur de África alcanza niveles sin precedentes

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La crisis alimentaria en el sur de África alcanza niveles sin precedentes

"Esta crisis de hambre ha llegado a un nivel que nunca habíamos visto y las evidencias muestran que va a empeorar".

Mujeres africanas

Unos 45 millones de personas, en su mayoría mujeres y niños, padecen una situación de inseguridad alimentaria en la zona sur de África, una cifra inédita que ha llevado al Programa Mundial de Alimentos (PMA) a dar la voz de alarma coincidiendo con el inicio de la temporada de ciclones. «Esta crisis de hambre ha llegado a un nivel que nunca habíamos visto y las evidencias muestran que va a empeorar», ha advertido la directora del PMA para el sur de África, Lola Castro, al hablar de la situación en los 16 países que conforman la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC, por sus siglas en inglés).

La sucesión de sequías, inundaciones y fragilidad económica ha llevado al límite a la población. «La temporada anual de ciclones ha comenzado y no podemos permitirnos que se repita la devastación causada por las tormentas sin precedentes del año pasado», ha señalado Castro en un comunicado.

La perspectiva tampoco es especialmente halagüeña de cara a la cosecha de cereal prevista en abril y mayo, por lo que el PMA ya prevé asistir a medio plazo a 8,3 millones de personas inmersas en niveles de crisis o emergencia de inseguridad alimentaria en al menos ocho países: Zimbabue, Zambia, Mozambique, Madagascar, Namibia, Lesoto, Esuatini y Malaui.

Para ello, la agencia ha llamado a la comunidad internacional a «acelerar» sus inversiones, tanto en asistencia humanitaria como en programas de resiliencia y desarrollo. El PMA solo tiene garantizado hasta la fecha 205 de los 489 millones de dólares requeridos.

«Si no recibimos los fondos necesarios, no tendremos más elección que ayudar menos a los que lo necesitan, y con menos», ha afirmado Castro, que también ha advertido del riesgo que supondría no iniciar «actividades a largo plazo» que serían «vitales» para combatir de forma más eficaz «la emergencia existencial que es el cambio climático».

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