El salario mínimo desata la primera batalla interna en la nueva Comisión Europea

Empleo

El salario mínimo desata la primera batalla interna en la nueva Comisión Europea

Los países nórdicos rechazan de plano cualquier intromisión europea en sus sistemas laborales.

Ursula von der Leyen y Frans Timmermans

La nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aprovechó su discurso para obtener el apoyo del Parlamento Europeo en julio para prometer la introducción de un “marco” común europeo para los salarios mínimos, respetando las diferencias entre los mercados laborales nacionales. La medida, no obstante, cuenta con la resistencia de varios países, especialmente los nórdicos.

Según publica Financial Times, Peter Hummelgaard, el ministro de empleo danés, ya ha avisado de que, pese a recibir garantías por parte del comisario de Empleo, Nicolas Schmit, de que no se socavará el papel de la negociación colectiva, “no estamos tranquilos antes de ver los detalles finales impresos “.

“Nos preocupa que una directiva no contenga las exenciones o salvaguardas necesarias para nuestro sistema”, ha señalado en una entrevista. “El principio básico en el modelo danés es [que] no tenemos intromisión política”.

Los responsables políticos de la UE quieren que los salarios converjan a un nivel más alto en todo el bloque, dadas las grandes disparidades existentes actualmente, especialmente entre los países occidentales y loe nuevos miembros de Europa del Este. El debate sobre los salarios mínimos recibió un impulso cuando Frans Timmermans, que hacía campaña sin éxito para ser presidente de la Comisión, pidió que cada estado miembro de la UE tuviera un salario mínimo equivalente al 60% del salario medio en su país.

Bruselas aún debe decidir qué forma legal podría adoptar, y se espera una consulta a mediados de este mes de enero. Dictar los niveles salariales no está dentro de los poderes de la Comisión, pero existe la opción de introducir una directiva que proporcione un marco común, utilizando múltiples indicadores.

“El número de personas empleadas en la UE está en un nivel récord. Pero muchas personas trabajadoras aún luchan para llegar a fin de mes e incluso pueden verse sumidas en la pobreza. Es esencial que los trabajadores tengan un salario justo que proporcione un nivel de vida decente”, ha señalado Schmit a Financial Times.

Solo seis de los 28 estados miembros de la UE (Dinamarca, Finlandia, Suecia, Austria, Italia y Chipre) no tienen un salario mínimo legal. Según Eurostat, los salarios mínimos en el resto de países varían desde menos de 500 euros en Bulgaria y Rumania a más de 2.000 en Luxemburgo.

Un puñado de países europeos, entre ellos los estados nórdicos con altos niveles salariales, dependen en gran medida de los sistemas de negociación colectiva en los que el estado juega un papel mínimo.

Karl-Petter Thorwaldsson, presidente de la Confederación de Sindicatos de Suecia, ya ha avisado de que su país había luchado contra los intentos de imponer un salario mínimo y que no quería una nueva batalla sobre el tema. En Suecia el 91% de los trabajadores están en convenios colectivos.

A Thorwaldsson le preocupa además que el debate llegue en un momento de auge de la extrema derecha. “Existe un gran temor a que perdamos el control sobre los salarios a nuestro parlamento”. “Si Europa toma una decisión sobre el salario mínimo, nunca podremos proteger el sistema nórdico”.

Para Schmit, sin embargo, “promover altos estándares en salarios podría apoyar el tipo de convergencia económica y social al alza, la carrera hacia la cima, que ayuda a impulsar la economía social de mercado de la UE”.

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