Los sindicatos salen unidos a la calle en Francia para hacer retroceder al gobierno

Francia

Los sindicatos salen unidos a la calle en Francia para hacer retroceder al gobierno

París acogerá la manifestación principal que partirá pasado el mediodía desde la plaza de la República.

Metro de Paría

Puede ser la última oportunidad para que los transportes y las calles de Francia vuelvan a la normalidad antes de Navidad. Los sindicatos lo saben y hacen este martes una apuesta todo o nada para que el gobierno retire su controvertida reforma del sistema de pensiones.

Miles de personas saldrán a las calles de París y otras ciudades del país durante la jornada para que el ejecutivo de Emmanuel Macron dé marcha atrás y renuncie a este proyecto que transformará el sistema de pensiones, un tema muy delicado en Francia.

París acogerá la manifestación principal que partirá pasado el mediodía desde la plaza de la República y también habrá protestas en ciudades como Marsella, Lille, Lyon o Toulouse.

Esta protesta nacional, la tercera en menos de dos semanas pero la primera convocada por la totalidad de las centrales del país, incluyendo la reformista CFDT, podría ser decisiva en este pulso con el gobierno que ya dura casi dos semanas.

La huelga de transportes comienza a hacer mella en los ciudadanos, quienes, para seguir con su vida normal recurren al teletrabajo, a las bicicletas y monopatines, a los automóviles compartidos o a calzarse unos buenos zapatos y caminar.

En París, este martes a primera hora de la mañana, la mitad de las 16 líneas de metro estaban totalmente cerradas, las otras ocho tenían servicios mínimos, y sólo un 30% de autobuses circulaba con dificultad en medio de interminables atascos.

Pese a que al inicio de esta movilización social una mayoría de franceses la apoyaba, en este momento un 55% de los ciudadanos estima «inaceptable» que la huelga se prolongue durante las fiestas de fin de año.

Pero los sindicatos, que no quieren dar su brazo a torcer, estiman que el plan del gobierno, que busca fusionar los 42 regímenes de pensiones existentes en un sistema único y atrasar de dos años la edad de jubilación para recibir una pensión completa, es una «regresión» social.

Para el ejecutivo esta reforma no es solo «justa», ya que dará a los pensionistas los mismos derechos por cada euro ganado durante sus carreras, sino también «necesaria» para garantizar un equilibrio financiero del sistema de pensiones.

Revés para el gobierno

El lunes, el alto comisionado encargado de la polémica reforma, Jean-Paul Delevoye, conocido en Francia como «Monsieur Retraites» (Señor Pensiones), dimitió, envuelto en un escándalo por presunto «conflicto de intereses».

El funcionario no había declarado 13 cargos, algunos de ellos remunerados, que desempeñaba simultáneamente a su cargo en el gobierno, lo que está prohibido por la Constitución en Francia. «Un olvido», afirmó.

Aunque su dimisión no está directamente vinculada con la reforma que él ideó y la huelga que ha provocado sí fue vista como una derrota para el gobierno.

Para intentar desbloquear la situación el primer ministro francés, Edouard Philippe, invitó a los sindicatos y a las organizaciones patronales a mantener «reuniones de trabajo» el miércoles y el jueves, tras las manifestaciones.

«Espero que al fin nos escuchen, que el gobierno finalmente entienda que deben apoyar en el botón ‘stop'», dijo Yves Veyrier, el líder del sindicato Fuerza Obrera (FO).

Philippe también propuso discutir la reforma con los trabajadores de la empresa ferroviaria nacional SNCF y de la compañía de transporte público parisino RATP, que se oponen a la supresión de su régimen especial de pensiones, que les otorga el derecho a una jubilación anticipada.

Repetir el escenario de 1995

El tiempo apremia a una semana de Navidad. La SNCF ya ha advertido que, a menos que la huelga termine pronto, no tendrá tiempo de volver a la normalidad para el 24 de diciembre.
Esto implicará que decenas de miles de franceses que compraron billetes de trenes para pasar las fiestas en familia no podrán viajar.

«¿Se quedarán los franceses en el andén por Navidad?», se preguntaba este martes el diario francés Le Figaro.

El gobierno llamó a los sindicatos a respetar una «tregua» navideña, una idea que divide a los sindicatos, que esperan repetir la hazaña de 1995, cuando obligaron al gobierno a retirar una reforma de las pensiones después de tres semanas de huelga en los transportes, justo antes de Navidad.

A la huelga en los transportes se suman otras. Este martes, la autoridad de aviación civil, DGAC, pidió a las aerolíneas que redujeran en un 20% sus vuelos programados durante la jornada desde el aeropuerto parisino de Orly, el segundo más grande de Francia, debido a una huelga de controladores aéreos.

Además, hay escuelas que no abrieron sus puertas ya que los profesores también reclaman mejores condiciones salariales. Varias universidades, incluida la Sorbona de París, cancelaron o aplazaron sus exámenes de diciembre, debido a las dificultades de los estudiantes para desplazarse.

La huelga puede empezar a provocar pronto un impacto financiero negativo en comercios, sector turístico o bancos. La patronal francesa, el Medef, consideró esta semana en una carta a sus asociados que «era urgente terminar con el bloqueo» y mostró su preocupación por «un fin de año con las cuentas en rojo».

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