¿Y si los bancos centrales cobrasen intereses por las monedas digitales?

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¿Y si los bancos centrales cobrasen intereses por las monedas digitales?

Las futuras monedas digitales deberán encontrar su hueco entre el dinero en efectivo y los depósitos bancarios.

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Primero fue la irrupción del bitcoin y después el proyecto de Facebook para hacer una moneda digital privada. Los bancos centrales de todo el mundo, incluido el Banco Central Europeo (BCE), han visto las orejas al lobo y se han puesto manos a la obra para diseñar sus propias monedas digitales. Sin embargo, se han encontrado con una doble problemática: por un lado, los nuevos instrumentos pueden provocar el final del efectivo, y por el otro, dejar obsoleto el sistema financiero, necesario para que fluya el crédito.

A esta doble problemática intentan dar respuesta los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) Itai Agur, Anil Ari y Giovanni Dell’Ariccia en un reciente paper (Designing Central Bank Digital Currencies) en el que aportan una solución: que las nuevas monedas digitales de los bancos centrales devenguen intereses.

“Las CBDC [siglas en inglés de divisa digital de los bancos centrales] pueden ser diseñadas con similitudes al efectivo o a los depósitos, y pueden ser remuneradas: una CBDC que compita de cerca con los depósitos deprime el crédito y la producción de los bancos, mientras que una CBDC con apariencia de efectivo puede llevar a la desaparición del dinero en efectivo”, reflexionan los autores.

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“Las CBDC actualmente en consideración son en su mayoría de tipo no remunerado”, reconocen los economistas del FMI. Sin embargo, “el análisis del diseño óptimo de una CBDC que no devenga intereses pone al descubierto una difícil compensación de bienestar para el banco central”. Por un lado, una moneda digital “similar al efectivo corre el riesgo de reducir la demanda de efectivo por debajo de la masa crítica en la que los cajeros automáticos se vuelven más escasos y menos tiendas aceptan efectivo, lo que pone en riesgo la variedad de instrumentos de pago que son valiosos para los hogares con necesidades diversas”. Por otra parte, “si el banco central hace que la CBDC sea más similar a los depósitos, la base de depósitos de los bancos puede verse amenazada, con implicaciones negativas para la provisión de crédito”.

Para los autores, la mejor solución pasa porque la moneda digital devengue intereses fijados por el banco central. “Una CBDC con un diseño óptimo y que devenga intereses tiene como objetivo salvaguardar la intermediación bancaria y proteger a los instrumentos de pago contra los efectos de la red, independientemente del papel de las fricciones financieras en la economía”.

“Esta conclusión proporciona un contrapeso económico a las consideraciones de economía política que, de otro modo, podrían llevar a los bancos centrales a optar por una CBDC que no devenga intereses, como la preocupación por la posibilidad de que se apliquen tipos negativos a los pasivos de los bancos centrales accesibles al público. En esta primera etapa, cuando las CDPB aún se encuentran en el laboratorio, los bancos centrales pueden al menos estar atentos a la inclusión de una tasa de interés ajustable para las CDPB, sopesando sus beneficios frente a los posibles costes”.

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