El feminicidio, una plaga mundial y persistente

Violencia machista

El feminicidio, una plaga mundial y persistente

En el mundo, Asia encabeza la triste lista con más mujeres asesinadas (20.000) por sus parejas o familiares en 2017.

Violencia machista

Miles de mujeres mueren cada año en el mundo por el simple hecho de ser mujeres. En 2017, las víctimas llegaron a 90.000. Es una plaga que afecta sin distinción a países ricos y pobres, a los que están en guerra o en paz.

Varios países han adoptado desde hace algún tiempo legislaciones eficaces contra este flagelo, como es el caso de España y varios países de América Latina, cuna de las primeras leyes sobre feminicidios. Otros, como Francia, están tomando conciencia ahora.

Una mujer muere cada tres días en Francia a manos de su pareja o expareja y la violencia matrimonial afecta anualmente a unas 220.000 francesas. «Nuestro sistema no está funcionando para proteger a estas mujeres», admite la ministra de Justicia francesa Nicole Belloubet.

Los crímenes son estremecedores. El 22 de abril, una barcaza halló el cuerpo de una mujer dentro de una valija flotando en el río Oise en Neuville, al norte de París. Resultó ser el cadáver de Marie-Alice, de 53 años, una consultora que los investigadores creen que fue asesinada por su pareja, quien ocultó el cuerpo con la ayuda de su hijo.

Marie-Alice es una de las 115 mujeres asesinadas en Francia en lo que va del año por su pareja o expareja, según una investigación de AFP. En 2018, las víctimas mortales llegaron a 121.

En el mundo, Asia encabeza la triste lista con más mujeres asesinadas (20.000) por sus parejas o familiares en 2017, seguida del continente africano (19.000), América del Norte, Central y del Sur (8.000), Europa (3.000) y Oceanía (300), según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC).

Pero es en África (Sudáfrica, Senegal, República Democrática del Congo, etc.) donde las mujeres «corren más riesgo de ser asesinadas por su pareja o un miembro de su familia» (69%), de acuerdo con la ONU.

En 2017, El Salvador conoció una de las peores situaciones del mundo en términos de asesinatos de mujeres, con 13,9 mujeres muertas sobre 100.000, de acuerdo con ONUDC. Detrás se ubican Jamaica (11 sobre 100.000), República Centroafricana (10,4 – estadísticas de 2016), Sudáfrica (9,1 – cifras de 2011) y Honduras (8,4 – 2017).

De las cerca de 90.000 víctimas de 2017, un 57% (50.000) murió a manos «de sus parejas o de miembros de su familia», según ONUDC. Un tercio (30.000 mujeres) de estas mujeres fueron asesinadas por su excónyuge o pareja actual, «alguien en quien normalmente tendrían que confiar».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó a finales de 2017 este dato: Un 38% de los asesinatos de mujeres fue cometido por su pareja masculina.

Estos crímenes no son «generalmente consecuencia de actos espontáneos o aislados, sino más bien de una acumulación de violencia relacionada con el género», y con un «carácter posesivo, los celos y el miedo al abandono».

Países citados como ejemplos de lucha

España es citada a menudo como uno de los países que más esfuerzo está haciendo contra esta lacra desde principios de los años 2000. Entre las medidas que ha tomado destacan una ley pionera, la creación de tribunales especializados y la implantación de brazaletes que impiden que el agresor se acerque a la mujer que acosa.

En 2018, 48 mujeres fueron asesinadas y desde principios de 2019, ya hay 46 mujeres asesinadas. En 2003, el número de víctimas fue de 71.

Para las asociaciones, estas cifras todavía son demasiado elevadas. Temen, además, que con el auge de la extrema derecha retroceda la lucha contra la violencia de género.

América Latina es otra de las pioneras en cuanto a legislación y el primer instrumento jurídico consagrado a la violencia contra las mujeres es de hecho la Convención Interamericana de Belém do Pará, firmada en 1994.

En Canadá, por ejemplo, se han establecido planes de acción contra la violencia a mujeres en 10 provincias.

Destacan especialmente la formación de los policías, abogados o jueces, que ayuda en la comprensión de las víctimas y en la detección de los riesgos, según la Federación de Casas de Acogida para Mujeres.

Pese a estas medidas, cada seis días una mujer es asesinada por su cónyuge en Canadá. Las mujeres indígenas tienen seis veces más riesgo que las otras.

La tragedia de los crímenes de honor en Asia

De los 5.000 «crímenes de honor» anuales, generalmente perpetrados por personas cercanas en nombre de la defensa de las tradiciones y a menudo en zonas rurales conservadoras, cerca de 1.000 se cometen en India.

A principios de noviembre, una joven pareja de 29 años –casados hacía tres años sin el consentimiento de sus familias– fue lapidada hasta la muerte en el sur de India por familiares de la esposa, contrarios a esta unión con un hombre supuestamente de una casta inferior.

En el Pakistán vecino, cientos de mujeres acusadas de haber mancillado el honor de la familia mueren cada año a manos de allegados, a menudo en circunstancias extremadamente violentas.

En Afganistán, país profundamente patriarcal, según un estudio oficial afgano citado por la ONUDC, «se registraron 243 casos de crímenes de honor entre abril de 2011 y agosto de 2013».

Los feminicidios relacionados con los conflictos en torno a las dotes de las familias son también numerosos en Asia, sobre todo en India y Nepal.

Por otra parte, en los conflictos, persiste la violación de las mujeres como «arma de guerra» para aterrorizar a la población civil.

En 2014 y según la ONU, el grupo yihadista Estado Islámico perpetró en Irak un potencial genocidio de los yazidíes y convirtió a miles de mujeres de esta minoría en esclavas sexuales.

Más de 6.400 yazidíes fueron secuestrados y solo 3.300 –sobre todo mujeres y niños– fueron rescatados o pudieron huir. Más de 70 fosas comunes han sido identificadas y los restos de decenas de víctimas ya han sido exhumados.

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