Solo el 10% de las viviendas usadas se vende a su precio de salida

Vivienda usada

Solo el 10% de las viviendas usadas se vende a su precio de salida

El vendedor fija un precio superior para tener margen de manioba sobrevalorando su casa hasta en un 20%.

Casa vivienda inglés

A los españoles nos gusta negociar, por lo menos cuando se trata de comprar una vivienda de segunda mano, por lo que los precios de oferta de las casas usadas en España, transacciones que en su mayoría se hacen entre particulares, suelen estar ‘inflados’ de salida y después se rebajan tras un tira y aloja entre el vendedor y el comprador. Para hacerse una idea de la situación basta dar un dato: solo el 10% de las viviendas españolas se venden por su precio de salida, cuando en EEUU esta cifra ronda el 35%.

La NAR (National Association of Realtors), que es una de las asociaciones de agentes inmobiliarios mayoritaria en EEUU, afirma que el 35% de los vendedores de vivienda de Estados Unidos cierran las operaciones a entre un 95% y 99% del precio de salida marcado, mientras que en España, los descuentos son mayores.

Según los datos de SIRA, que es la institución que representa en España a esta asociación estadounidense, el porcentaje medio de descuentos en nuestro país -y siempre hablando de vivienda de segunda mano- “ronda el 9%, incluso en épocas de bonanza”, ha afirmado Francis Fernández, director general de SIRA.

Un análisis interno del mercado español elaborado por SIRA, concluye que la inmensa mayoría tanto de compradores como de vendedores españoles reconocieron haber negociado el precio de la vivienda. “Es algo casi estandarizado. El vendedor da por hecho que recibirá una contraoferta y fija un precio superior para tener margen de maniobra, sobrevalorando en algunos casos su vivienda hasta en un 20%”, afirma Francis Fernández.

A pesar de ser una práctica habitual, los expertos de SIRA, consideran que esta sobrevaloración inicial de los precios de la vivienda supone importantes desventajas para el mercado. “Muchos compradores fijan un presupuesto límite que contemple no solo el precio de la vivienda, si no también todos los gastos adicionales a esta operación. Para ellos, un precio inflado puede suponer no tenerlo en cuenta a la hora de “hacer el corte” dentro de su cartera de inmuebles a visitar”, afirma Fernández.

Otra curiosidad que señala el directivo de SIRA es que, tanto vendedores como compradores, utilizan esta táctica. En los años de la crisis -2007 a 2014 aproximadamente-, fueron los vendedores quienes se vieron obligados a asumir las rebajas que exigían los pocos compradores que existían en ese momento. Desde 2015 al momento actual, los papeles se intercambiaron y han sido los vendedores quienes han probado fortuna subiendo los precios.

“Desde nuestro punto de vista, afirma Francis Fernández, , la mayor transparencia en el mercado se alcanza cuando, al igual que sucede en un elevado porcentaje en el mercado estadounidense, tanto comprador como vendedor reconocen el precio objetivo que propone su agente inmobiliario, que es quien en definitiva conoce los precios de venta de todas las propiedades similares”.

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