Cambio climático: pagamos menos impuestos verdes ahora que hace 25 años

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Cambio climático: pagamos menos impuestos verdes ahora que hace 25 años

Los datos de la OCDE revelan una cada vez menor relevancia de los gravámenes medioambientales.

Contaminación industria

Los países más desarrollados del planeta cada vez pagan menos impuestos medioambientales pese al auge mediático del cambio climático. El calentamiento global ha entrado en la agenda política pero no en la tributaria. Los datos de la OCDE revelan que en 1994, los países más avanzados del mundo aportaban más dinero (porcentualmente) a las arcas del Estado a través de estos gravámenes.

El informe ‘La Fiscalidad Ambiental en España’ publicado este lunes por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), órgano especializado en fiscalidad del Consejo General de Economistas de España (CGE), ya destacaba que la recaudación en fiscalidad verde sobre los ingresos tributarios ha disminuido desde el año 2000 en el mundo en general.

Sin embargo, el archivo de datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos remonta esa afirmación hasta 1994, primer año en que comenzó la serie histórica que finaliza en 2016.

Según los guarismos que ofrece la OCDE, en 1994, España aportaba en impuestos verdes el equivalente al 2,1% de su PIB, una cifra que se redujo al 1,84% en 2016, a pesar del auge de la concienciación climática y medioambiental.

Esa dinámica se traslada al porcentaje sobre la recaudación total. Los ingresos a través de los gravámenes verdes suponían hace 25 años el 6,69% de todos los ingresos tributarios. Sin embargo, esa aportación ha caído al 5,51% de la recaudación total.

Lo que le ocurre a España no es algo exclusivo al país ibérico, ya que la mayoría de países de la OCDE han experimentado una evolución similar, principalmente por el aumento de los precios de la energía, la principal fuente de esto tributos, que ha reducido el consumo de los mismos.

¿Qué es un impuesto verde?

Los impuestos medioambientales sirven para financiar los gastos para mejorar el medio ambiente o desincentivar externalidades negativas ambientales producidas en la actividad de empresas y familias.

Por tanto, estos gravámenes son aquellos cuya base imponible consiste en una unidad física (o similar) de algún material que tiene impacto negativo, comprobado y específico, sobre el medio ambiente.

Según destaca por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), las categorías de impuestos ambientales incluyen la energía, los productos energéticos, la emisión de gases, el transporte, los recursos naturales y la contaminación.

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