¿Y si unieran fuerzas Facebook y el BCE? Las sorpresas que puede traer el dinero del futuro

Monedas digitales

¿Y si unieran fuerzas Facebook y el BCE? Las sorpresas que puede traer el dinero del futuro

Economistas del FMI abogan por una colaboración público-privada entre empresas y bancos centrales en el futuro de las monedas digitales.

Billetes monedas euro

¿Y si el dinero del futuro fuese fruto de una colaboración público-privada? La irrupción de las criptomonedas amenaza con cambiar por completo el modo en el que pagamos cosas como un café, pero también supone riesgos considerables que obligarán a las autoridades, en este caso los bancos centrales, a dar un paso al frente.

Frente a criptomonedas como el bitcoin, poco a poco parecen que van ganando la partida las denominadas ‘monedas estables’, aquellas que por un lado pueden canjearse con facilidad y por el otro ofrecen la ventaja de una menor volatilidad de precios respecto al efectivo. Este es el camino elegido, por ejemplo, por Facebook en la moneda (libra) que espera lanzar el próximo año. Según señalan los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) Tobias Adrian y Tommaso Mancini-Griffoli, “es posible que los consumidores acepten con rapidez estos nuevos servicios, que son más baratos, rápidos y prácticos y que están integrados a las plataformas de las redes sociales. Sin embargo, traen aparejados riesgos importantes que exigen sin demora tomar medidas regulatorias”.

Los expertos recuerdan que “no hay seguridad de que las monedas estables sean efectivamente estables”. Sus proveedores deben generar privadamente confianza en sus pasivos; o sea, la moneda que ellos mismos emiten. Muchos lo hacen respaldando la moneda con activos de la misma denominación, pero “mucho depende de la seguridad y la liquidez de los activos subyacentes y de si respaldan plenamente las monedas en circulación”. “También depende de que los activos estén protegidos de otros acreedores si el proveedor de la moneda estable quiebra”.

Para hacer frente a estos riesgos una opción es brindarles a los proveedores de monedas estables acceso a las reservas de los bancos centrales, “el activo más seguro y más líquido que existe”. Esa alternativa también permitiría a los bancos centrales asociarse al sector privado para ofrecer el efectivo digital del futuro -denominado monedas digitales sintéticas de bancos centrales (sCBDC, por sus siglas en inglés).

“Está claro que eso realzaría el atractivo de las monedas estables como depósito de valor”, apuntan los autores, aunque por otro lado “la competencia con los bancos comerciales por los depósitos de los clientes se intensificaría, planteando interrogantes en torno al costo social”. Pero también hay “ventajas claras”, entre ellas que el respaldo está dado por activos “perfectamente seguros y líquidos”. También se añadiría “claridad regulatoria” y las monedas “podrían canjearse sin problemas, ya que el banco central estaría a cargo de liquidar todas las transacciones”.

Esto a su vez abriría el camino al siguiente paso, apuntan los economistas del FMI. “Si los proveedores de monedas estables mantuvieran activos de los clientes en el banco central, estos podrían mantener y negociar indirectamente pasivos del banco central, lo cual, después de todo, constituiría básicamente una “moneda digital de un banco central”. En la práctica, “las monedas seguirían constituyendo un pasivo para los emisores privados y sería necesario proteger los activos de los clientes de la quiebra de los proveedores de la moneda estable”.

“La moneda digital sintética de los bancos centrales -o ‘sCBDC’ por sus siglas en inglés- ofrece ventajas significativas frente a su homólogo propiamente dicho, que exige participar en muchos de los pasos de la cadena de pagos. Eso puede ser costoso –y arriesgado- para los bancos centrales, ya que los empujaría al terreno poco familiar de la gestión de marcas, la creación de aplicaciones, la selección de tecnologías y la interacción con clientes”.

Los autores explican que “en el modelo sCBDC, que es una asociación público-privada, los bancos centrales se concentrarían en su función fundamental: generar confianza y eficiencia. Le tocaría al sector privado, como proveedor de las monedas estables, ocuparse de los pasos restantes bajo adecuada supervisión y hacer lo que hace mejor: innovar e interactuar con los clientes”. “En la medida en que los bancos centrales deseen ofrecer una alternativa digital al efectivo, deberían pensar en la sCBDC como una opción posiblemente atractiva”, concluyen los economistas del FMI.

Más información