“Nunca hemos estado más lejos del liberalismo que ahora”

Andrés Villena, economista y sociólogo

“Nunca hemos estado más lejos del liberalismo que ahora”

El economista y sociólogo Andrés Villena presenta su libro ‘Las redes de poder en España. Élite e intereses contra la democracia’.

Andrés Villena

“El fascismo entró en España a través del pollo frito”. Así define el economista y sociólogo Andrés Villena los negocios antiguos de la familia de Rocío Monasterio. Villena presenta en EL BOLETÍN su libro Las redes de poder en España. Élites e intereses contra la democracia’ (Roca Editorial).

El economista malagueño desengrana en su obra todos los hilos que unen el sector público y el privado en España, donde “el objetivo es que gente humilde acabe pensando con las ideas de la clase dominante”.

Villena lamenta que la democracia actual “tiene dueños” y que los economistas del PSOE “son fácilmente intercambiables por los del PP”.

En el libro pones cara a las principales redes de poder en España. ¿Te ha dificultado eso la promoción de la obra?

No, la verdad es que los medios y periodistas con los que he tratado sabían que no iban a poner impedimentos. Ahora, uno sabe que en los medios hay una autocensura fuerte y este libro toca a prácticamente todos los anunciantes de las grandes empresas.

¿Por ejemplo?

El BBVA, que ya hemos visto que había contratado los servicios del comisario Villarejo…todas las grandes marcas están en todos los medios. Hablar de ello en los medios es complicarse la vida.

Juan Torres López, Catedrático de la Universidad de Sevilla, dice que este libro es “una exposición tan rigurosa como transparente de lo que hay detrás de lo que vemos en la política española”. ¿Qué hay detrás de lo que vemos?

El libro viene de una tesis doctoral que yo hice en el 2014 en la Universidad de Málaga. Una tesis que acabó conmigo en la medida en la que después dejé de formar parte de la facultad. Se me cerraron las puertas.

¿Por qué?

Es curioso que mi director de máster fuera José Félix Tezanos, actual director del CIS, y mi primer director de tesis, que luego no me la siguió dirigiendo, fue el primer director del CIS de Mariano Rajoy.

He vivido una serie de casualidades que ha hecho que este tipo de tesis, que no va sobre los pajaritos, te puedan meter en líos. Eso afecta a las publicaciones.

En cualquier caso, has decidido hacer un libro con la tesis.

Sí, en ese sentido, es un libro fundamentado en datos, principalmente. Cuando digo que Vox es una expresión decadente de la clase dominante, por ejemplo, es porque hay elementos que así lo certifican. ¿Vox está dirigido por gente de barrios humildes? Una mierda, tú ves los perfiles y se ve claramente la clase social de la que proceden.

Iván Espinosa de los Monteros, un empresario inmobiliario, y su mujer, Rocío Monasterio, arquitecta, trabajan conjuntamente. Una pareja política y también la ha sido empresarial. ¿De dónde viene la saga Espinosa de los Monteros?

Su tío bisabuelo fue embajador en la Alemania de Hitler. Ahora nos encontramos con un neofascismo germanófilo que está perfectamente conectado con el inicial. El padre de Espinosa de los Monteros fue el número dos de Inditex, es el número uno de Mercedes Benz.

Rocío Monasterio, por su parte, procede de una familia que trajo el Kentucky Fried Chicken a España. De ahí la frase que he dicho alguna vez, de manera hiperbolizada, que el fascismo llegó a España a través del pollo frito. Esa familia tuvo problemas con Fidel Castro porque eran propietarios de azucareras.

¿La política y la economía ocupan parcelas diferentes?

Las grandes empresas del Ibex tienen ministros. Cuando ves a Francisco González, presidente del BBVA, diciendo cosas no sabes si las dice como presidente del banco o como ministro de Economía. Eso ocurre porque nos dicen que hay una separación de poderes que, en realidad, no es tal.

Las puertas giratorias, por ejemplo, son pequeños hilos que van cosiendo los distintos sectores, el Congreso, la empresa y el Ejecutivo. Otro ejemplo, Amancio Ortega. Dicen que es un empresario hecho a sí mismo que demuestra el hecho de que el capitalismo permite la movilidad social ascendente.

¿No es cierto?

Eso es verdad hasta cierto punto. Cuando llegas a cierto tamaño empiezas a mirar el consejo de Administración de Inditex y solo ves abogados y economistas del Estado. Espinosa de los Monteros, abogado del Estado de la misma promoción que Pedro Solbes, ex ministro de Economía con José Luis Rodríguez Zapatero, el número uno Pablo Isla, abogado del Estado reclutado a director de Patrimonio por José María Aznar en 1996…

Son gente que han ido poniendo a dedo en la Administración y ahora está en la empresa. Pero están en la empresa porque tienen una red de abogados y economistas del Estado en la Administración. Esa es la forma de funcionar.

No es un sector privado ajeno al público, son dos sectores que forman uno de manera muy coordinada. Por eso ha pasado lo que ha pasado.

¿Qué ha pasado?

Pues que cuando aparece un Podemos, IU o una fuerza alternativa, se le machaca de muchas formas. No necesitan asesinarlo, aunque últimamente han puesto a policías con pruebas falsas. Eso demuestra lo ‘peligroso’ que era Podemos.

Pero como esta élite tiene la empresa, la Administración, los funcionarios de la alta burocracia y los medios de comunicación genera un sistema de dominación que crea convencimiento en la gente. El objetivo es que gente humilde acabe pensando con las ideas de la clase dominante. Eso hace que las personas voten en contra de sus intereses.

En el libro ‘El Director’ de David Jiménez queda claro cómo el poder trata a los principales medios de comunicación como una de sus patas.

Los medios también. Te voy a hacer un pequeño test. Imagínate que no estamos en el euro y tenemos la deuda que tenemos, un billón de euros. Tenemos un banco central y te digo que esa deuda podemos cancelarla creando dinero. ¿Qué me dirías?

Peligroso y dispararía la inflación.

Eso que dices de manera racional que crees que es independiente normalmente depende de ideas que has ido aprendiendo a lo largo de tu vida. Es verdad que hay riesgo de inflación, pero ese riesgo no es tal como el que creemos.

Hay muchos estudios que demuestran que si tuviéramos nuestro propio banco central solo habría peligro de inflación si tuviéramos pleno empleo. Para empezar, el dinero ya casi no se imprime. Sin embargo, esa idea es marginal.

¿La política más que el arte de lo posible es el arte de lo invisible?

La política actual es un acto de intermediación. Los políticos, por lo general, buscan la perpetuación en el poder. Su pasión es el poder. No obstante, en esa búsqueda de perpetuarse intermedian otros intereses.

Si nos vamos a las grandes empresas, constructoras, eléctricas o financieras, la clase política, que hasta ahora había sido bipartidista, ha legitimado con su acción democrática intereses que no son democráticos. Intereses de los consejos de administración. Estamos blanqueando constantemente intereses privados.

Desde la ayuda a la banca al oligopolio de las eléctricas. Eso debería llamar la atención de la UE. Los carteles que hacen las constructoras para elevar el precio de las contratas públicas. Esta clase ordeña de las tetas de la vaca del Estado, que supone una plusvalía que no quieren perder.

Pero lo que no es, desde luego, es un enfrentamiento entre las empresas y el Estado. Las grandes empresas cuentan con funcionarios de élite y de menor rango que trabajan a favor del Estado y a favor de ellas.

¿A qué se refiere?

Un ejemplo, Cristóbal Montoro, en el año 2006, llevaba dos años fuera del Gobierno cuando montó una empresa llamada Montoro y Asociados. Era una empresa que se dedicaba a asesorar a las compañías para que tributaran lo mínimo a Hacienda.

Lo que me llama la atención es que se trajera del Ministerio de Hacienda al que fuera director de la Agencia Tributaria, Salvador Ruiz. Es decir, estás utilizando al tío que controla la Agencia Tributaria, que se sabe todos los trucos, y lo pones a favor de las empresas.

¿El liberalismo, la mano invisible, es solo retórica entre los que mandan? Pareciera que la empresa privada necesitara al Estado para incrementar sus beneficios y los políticos a las empresas para el antes o el después.

Absolutamente. Es una mentira. El economista John Kenneth Galbraith decía en los años 60 que a nadie le gusta la libertad. ¿Por qué hay sindicatos? Porque no nos gusta la libertad, y eso en parte está bien, nos asociamos para protegernos. ¿Por qué hay patronales? Porque los empresarios se protegen.

¿Por qué muchas empresas no dicen el dinero público o la investigación con dinero público que hay detrás de sus productos? Porque no se atreven a ir al mercado, someterte a la libertad, y la gente rechace su producto. Por eso invierten mucho en publicidad, para convencer a la gente de que ese producto es bueno. Luego mandas gente a la Comisión Europea para que haga lobby.

Nunca hemos estado más lejos del liberalismo que ahora. Siempre están intentando asociarse los sectores. El liberalismo es un mito que gusta a los que va bien para legitimar, a través de un relato, unos privilegios. No es más que una forma de dominación.

¿Cómo se ejecuta el poder en España? En el libro desarrollas la idea a través del término ‘Tecnoestructura’.

Sabemos quiénes son los más ricos, los ministros, el presidente del Gobierno…pero eso no es todo. La ‘tecnoestructura’ son un conjunto de personas que permiten la fusión entre el Estado y el mercado.

¿Quiénes son?

Luis de Guindos, por ejemplo. Un superempresario que venía de Lehman Brothers pero que tampoco era alguien que venía de cero. Familia farmacéutica, se saca una oposición de economista del Estado, que hay unas 15 al año. Te puedes imaginar lo difíciles que son.

Después de esto, monta una empresa de asesoría bursátil, luego pasa al Estado a trabajar con José María Aznar, se va a Lehman Brothers, Endesa y PwC, vuelve de ministro y acaba en el BCE. En todo este tiempo, el PP habrá perdido elecciones pero él siempre va subiendo.

Tiene las llaves del Estado, tiene conexiones, tiene la información e ideología adecuada.

¿El PP es quien representa esa ideología?

Nos vamos al lado progresista. Elena Salgado, ingeniera industrial, alta funcionaria, estaba en el Consejo de Administración de Telefónica cuando ésta era pública, luego pasa a ministra de Economía, ahora está en una empresa farmacéutica… ¿Cuál es el mérito de esta gente?

Ni son ricos ricos ni son grandes poderosos. Son personas que intermedian para que todo sea posible.

Trasladas la sensación de que el político gobierna principalmente para sí mismo.

Más que para trabajar para sí mismos describen una trayectoria público-privada que va beneficiándose a sí misma y a esa red de favores que has adquirido en el medio público y privado. Más que una cuestión egoísta es una pieza más del engranaje de la clase dominante que al final utiliza el Estado como una palanca repleta de dinero del contribuyente y que traslada ese dinero en forma de plusvalías.

¿El poder tiene ideología?

Wilfredo Pareto decía que las formas de dominación se distinguían entre zorros y leones.

¿Alguna analogía con el sistema de partidos?

Los socialistas son los zorros. Mira, el 30 de junio de 2005 se aprobó el matrimonio homosexual. Eso está bien, evidentemente. Sin embargo, tres horas después, el Congreso de los Diputados aprobó una normativa que amnistiaba a las sicav, una ‘treta’ que utilizaban los ricos para tributar menos.

Aquel 30 de junio fue un gran día para los derechos sociales y para las sicav. Aquello fue una zorrada.

Entiendo que el PP son los leones.

El mejor ejemplo fue el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que impone una serie de leyes de represión y una especie de GAL en tiempos de paz. Él fue el que puso a Cristina Cifuentes en la Delegación del Gobierno de Madrid para sacar el 15-M a ‘gorrazos’.

Sin embargo, los golpes no fue lo que vencía al 15-M. Fueron las multas de 400 euros por reuniones de más de 20 personas.

¿Qué diferencias económicas hay entre el PP y el PSOE cuando gobiernan?

Si te vas a los datos hay diferencias. Los economistas del PP vienen de la banca de inversión y son yupis de las finanzas mientras que el PSOE importa ministros tecnócratas de la UE, en los últimos años.

Al final, paradójicamente, las políticas del PSOE pueden ser muchas veces más duras que las del PP, porque el PSOE tiene que dar confianza a los mercados, a la UE, al BCE, al Ibex 35…por eso acaba poniendo siempre a ministros procedentes de Europa como Pedro Solbes o Nadia Calviño que se toman a tope el tema del déficit público. Son capaces de llevarte el déficit al cero o incluso a superávit.

En términos económicos es una barbaridad porque si tú ahorras en lo público, como la economía es un balance, lo privado se te endeuda, eso incluye a las familias. Desde Keynes, el Estado siempre es quien saca a las economías del hoyo, porque lo privado siempre tiene más miedo a invertir.

Pedro Solbes nos llevó al 2% de superávit, la mayor burbuja financiera de nuestra historia.

El PSOE da la sensación de que traslada ese miedo a sus relaciones políticas mientras que la derecha, ya hemos visto, no tiene rubor en pactar entre ella.

Hay que sumar un factor más, que aquí hay también élites territoriales. Mira lo que ha luchado Pedro Sánchez contra Susana Díaz. El PSOE se siente acosado por la superioridad mediática de la derecha.

Pero esa presión no se va a detener hasta que pierda La Moncloa.

Al final, el poder son relaciones. En cualquier caso, en lo económico, los economistas del PSOE son fácilmente intercambiables por los del PP. Vienen de escuelas distintas pero están cambiando muy poco pese a lo que la crisis nos debería estar haciendo cambiar. Conducen la economía del Estado de una manera muy parecida.

¿Es posible un acuerdo de coalición o cooperación entre PSOE y Podemos o las presiones externas lo imposibilitan?

Imagínate que hicieran un gobierno de coalición con un reparto 70-30 con un ministro de Economía de la sintonía de Podemos. Además del acoso mediático de la mayoría, porque los medios progresistas también están penetrados por la ideología neoliberal, la Comisión Europea.

Un ministro de Economía de Podemos se caracterizaría en un mayor gasto público, y eso elevaría el déficit. A poco que hagas te meten en el proceso de déficit excesivo y te empiezan a llegar multas de miles de millones de euros, como está pasando en Italia, a quien están castigando.

Eso es lo que lleva a un gobierno como el de Sánchez, que debería ser progresista, a pecar de excesiva prudencia y ser continuista.

¿Tiene sentido hablar de Estados o ya es cuestión de redes y empresas supranacionales?

La mayoría de la gente te diría que no, que los fondos de inversión se llevan el dinero si el Estado no se porta bien, que la Comisión Europea manda mucho y tal, pero yo creo que esa idea forma parte del pensamiento dominante.

Está bien que pienses eso porque así no vas a proponer reformas, pero desde lo nacional es desde donde se llevan a cabo las reformas verdaderamente de avance de los países. Nunca ha sido desde lo global.

Un Estado puede hacer muchísimo. El problema es que España, en el seno de la zona euro, no tiene política monetaria. Tienes un BCE cuyas normas están diseñadas para países como Alemania que exportan mucho.

En general, el lenguaje que rodea a los Estados y a la economía es caprichoso. Por ejemplo, llamar derroche al gasto público, cuando la mayoría de veces es inversión y de futuro. La izquierda debe ir en contra de esa terminología, como derroche, déficit. Hace falta un discurso estatal, y eso no quiere decir que nos volvamos franquistas.

Tratar de paliar la globalización, entiendo.

Nos han vendido un cuento con la globalización que les interesaba y la Europa que les interesaba y se han cargado la política nacional.

En un reality de Telecinco, un concursante le acusaba a otro de ser “más falso que la democracia”. ¿Le parece una comparación asimilable?

Hay una democracia oficial, que es la que vivimos, y una a la que podemos aspirar. El problema es que la democracia actual tiene dueños.

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