Señor presidente, vuelve el recuerdo de Porfirio Díaz cuando dijo “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Su Excelencia, rápido en reclamar al Rey que pidiera perdón por la conquista de hace quinientos años, ¿se atreverá ahora a formular reclamación semejante a su colega de Washington, Donald Trump, por los agravios inferidos a los chicanos, los muros que levanta y la amenaza de aranceles de hasta el 25%?
Apuesto a que, en este caso, evitará reclamaciones y que preferirá como Micifú y Zapirón alegar para no hacerlo que es un caso de conciencia.