En concreto, según Vozpopuli.com, el Partido Socialista se estaría planteando que uno de los 15 diputados de Esquerra estuviera en la Mesa de la Cámara baja y escenificar, de esta manera, el nuevo período de “distensión” que pretende hacia Cataluña. Los de Sánchez tendrían que renunciar a uno de los tres puestos a los que puede optar en virtud de la correlación de fuerzas surgida de las elecciones generales.
En los pasados comicios, los del 2016, el PP, con sus 137 diputados, optaba a cinco puestos en el órgano de gobierno de la Cámara. No obstante renunció a dos para que Ciudadanos entrara. Pese a ello, los populares siguieron teniendo la mayoría garantizada con los naranjas, frente a los dos representantes le correspondieron a PSOE y otros dos a Podemos.
Tras el 28A, continúa el mencionado diario digital, si los socialistas quieren garantizarse la Presidencia del Congreso, tendrán que asegurarse, como mínimo, el apoyo de Unidas Podemos (165 votos juntos). Y es que, los 123 escaños socialistas son los mismos que suman el PP y Ciudadanos, que podrían aliarse para intentar colocar a su propio candidato. Es más, si Vox entra en escena, el candidato conservador sumaría hasta 149 votos.
A Sánchez le valdría el pacto con Pablo Iglesias para neutralizar esa maniobra, aunque todo hace esperar que busque el respaldo de otros partidos, como el PNV, Coalición Canaria, Compromís y Partido Regionalista de Cantabria. Tras lograr la presidencia de la Mesa, la estrategia del PSOE pasaría, como se ha mencionado, por meter a ERC en este órgano y no le quedaría más remedio que renunciar a uno de sus puestos.