MAFO conocía los problemas de las cajas que formaron Bankia un año antes de la salida a bolsa

Juicio de Bankia

MAFO conocía los problemas de las cajas que formaron Bankia un año antes de la salida a bolsa

El exgobernador aseguró que no recibió ninguna alerta de sus inspectores sobre la situación de la entidad hasta 2012.

Miguel Angel Fernández Ordóñez, exgobernador del Banco de España

El exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez conocía desde un año antes de la salida a bolsa de Bankia los problemas de solvencia, liquidez y rentabilidad de las cajas que dieron lugar a esta entidad, de acuerdo con un correo electrónico remitido el 5 julio de 2010 por el inspector José Antonio Casaus a sus superiores.

El documento, que recoge la agencia Efe, refuta lo que sostuvo Ordóñez durante su declaración como testigo ante la sección cuarta de la Sala de lo Penal el pasado 25 de marzo, cuando aseguró que no recibió ninguna alerta de sus inspectores sobre la situación de la entidad hasta 2012. El exgobernador dijo también que desconocía los correos que el inspector José Antonio Casaus remitió a sus superiores, cuyo contenido “acertó por casualidad” con los problemas de viabilidad pero no con las razones.

El citado correo de 5 de julio de 2010 no obraba hasta ahora en la causa, pero el exdirector de Inspección del Banco de España Pedro González, que declaró el lunes como testigo y cuya comparecencia continúa este martes, leyó el lunes parte de su contenido ante la Sala, señala Efe.

Durante la citada reunión con Fernández Ordóñez, el inspector de cabecera de esas cajas -Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja- explicó que las siete afrontaban “graves” problemas de solvencia, liquidez y rentabilidad, para cuyo tratamiento “no caben soluciones ortodoxas y sí un SIP (Sistema Institucional de Protección), saneando contra reservas y reduciendo capacidad”.

Entre los problemas que describe Casaus destacan unos activos “deteriorados notablemente hasta el punto de comprometer no ya la rentabilidad, sino la solvencia”.

Mencionaba también un considerable volumen de activos a largo plazo con muy baja rentabilidad, como hipotecas a 30 años que suponían el 40 % del riesgo crediticio, y serias dificultades de liquidez que “en el mejor de los casos” provocarían un sensible aumento de los costes financieros. Asimismo, señalaba un sobredimensionamiento de personal y de red de oficinas.

Otra fuente de problemas fue la “grave distorsión en el mecanismo de fijación de precios de los activos, al aparecer una demanda muy agresiva en el volumen y absolutamente inelástica al precio, que ha creado una espiral inflacionista” en todos los activos, mobiliarios, inmobiliarios y materias primas.

Todo ello alimentaba un negocio bancario de apalancamiento total, como demostraba la cantidad de suelos comprados por los promotores españoles y el precio disparatado pagados por ellos. Dada la “magnitud” de los saneamientos necesarios y la debilidad de las cuentas de resultados, prosigue el documento, no cabía una solución ortodoxa, como la de sanear los activos en dos o tres años.

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