La desaceleración económica y la incertidumbre política alejan a España de una subida de rating

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La desaceleración económica y la incertidumbre política alejan a España de una subida de rating

S&P publicará la nueva calificación de España, actualmente en ‘A-‘, la misma que le otorga Fitch y un escalón por encima de la que otorga Moody’s (Baa1).

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S&P actualizará mañana la nota de España y todo parece indicar que la agencia de rating reafirmará la calificación soberana de ‘A-‘, “sobre la base de sólidos fundamentos económicos y de ligeras mejoras en la situación fiscal del país”, según señalan los analistas de Natixis.

Para el servicio de análisis del banco francés, hay sin embargo tres factores que deberían “disuadir” a S&P de subir la calificación soberana de España. En primer lugar, “la fragmentación política del parlamento penaliza la aplicación de las reformas estructurales”; en segundo, “el rechazo del plan presupuestario de 2019 pone en peligro los esfuerzos de consolidación fiscal”. Además, “se espera que el crecimiento económico se modere en 2019 y por lo tanto proporcionará menos apoyo a la reducción de la ratio de deuda”.

Este viernes S&P publicará la nueva calificación de España, actualmente en ‘A-‘, la misma que le otorga Fitch y un escalón por encima de la que otorga Moody’s (Baa1). Los expertos de Natixis señalan que “las perspectivas para la calificación de S&P son actualmente positivas y pueden desencadenar una mejora, ya que España está experimentando fuertes fundamentos económicos y un mayor crecimiento económico que sus vecinos europeos”.

Aunque no se espera que las divisiones en el panorama político afecten significativamente a las perspectivas económicas españolas a corto plazo, señala Natixis, sí “impiden a las autoridades llevar a cabo nuevas reformas estructurales” (especialmente en la educación y el mercado laboral). Pueden retrasar las inversiones públicas y podrían influir aún más en la confianza de los hogares y las empresas. “Las elecciones del 28 de abril no deberían romper el estancamiento político, dadas las encuestas actuales que sugieren que ningún partido debería alcanzar la mayoría absoluta en el parlamento”.

En segundo lugar, España abandonó el mecanismo europeo de déficit excesivo en 2018 gracias a la fuerte recuperación económica y, “en menor medida”, a los esfuerzos de consolidación fiscal del Gobierno. Sin embargo, parece que se espera que estas últimas disminuyan en 2019 por dos razones. Por un lado, las medidas sociales propuestas por el gobierno de Sánchez (aumento del salario mínimo, indexación de las pensiones a la inflación) “pesarán sobre el gasto público”, de acuerdo con los analistas. Por el otro, el rechazo del proyecto de presupuesto de 2019 ha dado lugar a una renovación del presupuesto de 2018, lo que llevaría a una reducción menor de lo esperado del déficit público. Natixis considera que el déficit fiscal será de al menos -2,0% “en el mejor de los casos”. Además, “los ingresos fiscales adicionales seguirían dependiendo en gran medida de los ingresos cíclicos (en torno al 50%) si no se adoptan nuevos impuestos sobre las empresas y los hogares con ingresos elevados”.

Por último, Naixis señala que aunque España seguirá creciendo más rápidamente que sus vecinos europeos en 2019 (2,1% frente al 1,2% de media en la zona euro), se espera que el crecimiento del PIB se desacelere ligeramente en 2019 y todavía existen “muchos riesgos” de crecimiento a la baja en el exterior (Brexit, guerra comercial entre China y EEUU, desaceleración del crecimiento en la zona euro y China).

Esto último, junto con la desaceleración de las mejoras en el mercado laboral, podría amenazar los objetivos de déficit presupuestario que son muy sensibles a las condiciones económicas. En consecuencia, esto podría frenar la reducción de la ratio de deuda pública, que se mantiene cercana a su nivel récord (97,1% en 2018 frente a 100,4% en 2014), concluyen los analistas del banco francés.

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