El próximo otoño el actual presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, finalizará su mandato al frente del responsable de política monetaria del bloque común. El proceso del nombramiento de su sucesor se regirá por el delicado equilibrio de poderes entre países que es habitual en las instituciones europeas, pero esta vez podría añadirse el factor de género. Ninguno de los últimos cargos de relevancia ha recaído en una mujer, y cada vez son más las voces que apuntan a la necesidad de que aumente la igualdad en los órganos.
Ayer mismo, en una resolución no vinculante pero que fue aprobada con 453 votos a favor, 71 abstenciones y sólo 50 en contra, el Parlamento Europeo se lamentó de que la Comisión Europea y la mayoría de Estados miembros “no hayan promovido hasta ahora un mayor equilibrio de género en las instituciones y órganos de la Unión, en particular en lo que se refiere a los nombramientos de alto nivel en los asuntos económicos, financieros y monetarios”.
El texto pedía más transparencia en los procesos de selección y designación para los máximos responsables de las agencias comunitarias y, en concreto, demanda la publicación de las listas de candidatos y de finalistas, así como los motivos para seleccionarlos.
El problema es que apenas hay un cortísimo elenco de candidatas para el preciado puesto. La subgobernadora del Banco de Irlanda, Sharon Donnery, ha sido una de las que más ha sonado, pero el hecho de que un compatriota suyo, Philip Lane, acabe de ser elegido para ser economista jefe del BCE parece cerrarle la puerta, dado el equilibrio de poderes entre países con que se gobierna la institución.
Así las cosas las mejores posicionadas serían dos francesas, una de ellas una vieja conocida en las listas de las mujeres más poderosas del mundo: Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). El otro nombre que ha sonado con cierta fuerza es el de Sylvie Goulard, vicegobernadora del Banco de Francia. No obstante, podría despertar cierto malestar que el cargo volviese a recaer en manos francesas teniendo en cuenta que el predecesor de Draghi fue Jean Claude Trichet.
Los favoritos para suceder a Draghi
Sin embargo, los grandes favoritos para ocupar el asiento de Draghi siguen siendo hombres. El mismo problema que Goulard y Lagarde tendría Benoît Cœuré, que además ya pertenece al Comité Ejecutivo del BCE por lo que su nombramiento requeriría hacer uso de algunos vacíos legales. También ha sonado el actual gobernador del Banco de Francia, François Villeroy, cuyos vínculos familiares en Alemania juegan a su favor.
Fuera de Francia, gana enteros la opción del exgobernador del Banco de Finlandia Erkki Liikanen, y la pierde la del alemán Jens Weidmann, presidente del Bundesbank y uno de los primeros en ponerse en la carrera. Si bien nunca un alemán ha presidido hasta ahora el BCE, las informaciones que apuntan a que su gran valedora, Angela Merkel, preferiría lanzarse a por la presidencia de la Comisión Europea antes que a por la del BCE le han hecho perder muchos enteros.
Weidmann se ha ganado además mala fama por haber sido una de las voces más críticas con la política monetaria acomodaticia de Draghi.
